Londres.- Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin ha descubierto una importante fuente de carbono en el Ártico que había pasado inadvertida para los ecosistemas costeros locales y que preocupa por lo que pueda significar para ellos en una momento de acusada crisis climática.
La investigación, publicada en la revista Nature Communications, muestra evidencias de que se han hallado concentraciones y flujos significativos de materia orgánica disuelta entrando a las aguas costeras del Ártico.
La fuente sería un flujo de agua subterránea sobre el permafrost, la capa de suelo que está permanentemente congelada.
Este agua se mueve de tierra a mar sin ser vista, pero los investigadores creen que transporta concentraciones significativas de carbono y otros nutrientes a las redes alimentarias costeras del Ártico.
Hasta ahora se conocía que el agua subterránea era importante a nivel mundial para proporcionar carbono y otros nutrientes a los océanos, pero en el Ártico, donde queda mucha agua atrapada en la tierra congelada, su papel era menos claro.
Los expertos, liderados por Jim McClelland, profesor de Ciencias Marinas de la Universidad de Austin, se sorprendieron al descubrir que el agua subterránea puede estar aportando una cantidad de materia orgánica disuelta al Mar de Beaufort de Alaska, que sería casi equivalente a la que proviene de los ríos vecinos durante el verano.
«Tenemos que comenzar a pensar de manera diferente sobre las aguas subterráneas», dijo McClelland, que destacó la relevancia de conocer la cantidad de agua subterránea que fluye hacia el Océano Ártico, ya que hasta ahora, la comunidad científica había asumido que estos aportes eran pequeños debido a que en el Ártico el suelo está siempre congelado.
El estudio descubrió que a medida que el agua subterránea poco profunda fluye debajo de la superficie del norte de Alaska, recoge carbono y nitrógeno orgánico nuevo, pero, a medida que se encamina hacia el océano, se mezcla con capas de suelos más profundos y descongela el permafrost, transportando así carbono y nitrógeno orgánicos de siglos y milenios de antigüedad.
Se cree que este viejo carbono transportado por el agua subterránea se descompone mínimamente antes de llegar al océano, ya que nunca antes ha salido a la luz.
El coautor del estudio, Bayani Cárdenas, profesor de la Escuela de Geociencias de Jackson (Universidad de Texas), dijo que el efecto desmedido del cambio climático en el Ártico hace que la investigación de las aguas subterráneas sea crucial.
«El Ártico se está calentando el doble que el resto del planeta. Con eso viene el deshielo del permafrost y el nacimiento de los acuíferos, por lo que es probable que el transporte de aguas subterráneas en el Ártico sea cada vez más importante», señaló.
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