Madrid.- Los telómeros son unas estructuras que protegen los genes en los cromosomas y ahora investigadores españoles han descubierto un «efecto mariposa» por el que un cambio en los telómeros controla la capacidad de las células para generar un organismo completo.
Casi una década de «labor detectivesca» ha llevado al descubrimiento que publica esta semana la revista eLife y que firma el Grupo de Telómeros y Telomerasa, dirigido por María Blasco en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Las células pluripotentes pueden dar lugar a todas las células del cuerpo, un poder que los investigadores quieren controlar porque abre la puerta a la medicina regenerativa o al cultivo de órganos para trasplantes.
El actual hallazgo supone desvelar una de las señales epigenéticas (marcas bioquímicas que controlan la expresión de los genes a modo de interruptores) que controlan «ese misterioso proceso» por el que una célula se vuelve pluripotente, según un comunicado del CNIO.
El gen TRF1, que solo se encuentra en los telómeros, tiene una acción global sobre todo el genoma, una especie de efecto mariposa que «es esencial para iniciar y mantener la pluripotencia» de las células.
El ADN de los telómeros ordena la producción de unas largas moléculas de RNA llamadas TERRA. «Lo que han descubierto los investigadores del CNIO es que los TERRA actúan sobre genes clave para la pluripotencia a través de las proteínas Polycomb», indica la nota.
Estas proteínas son las controladoras de los programas que determinan el destino de las células en las primeras fases embrionarias para lo que depositan una marca bioquímica en los genes.
«El interruptor» para regular a TERRA es el TRF1, pero lo que el equipo de Blanco no entendía es por qué ese gen que solo está en los telómeros (estructuras muy relacionadas con el envejecimiento) tenía tanto efecto sobre un proceso global como la pluripotencia.
Para aclararlo optaron por llevar a cabo una búsqueda no dirigida, analizando los cambios en la expresión de todo el genoma cuando se impedía la expresión de TRF1.
Es algo así como lanzar a ciegas una gran red para ver qué hay en el mar y vieron que «TRF1 tenía un efecto brutal, pero muy organizado”, explica Blasco.
El equipo concluyó que TRF1 “ejerce un efecto mariposa sobre la transcripción en las células pluripotentes, alterando el paisaje epigenético de estas células”, mediante un “novedoso mecanismo” que implica cambios en la actuación de Polycomb a través de TERRA.
La primera autora del estudio, Rosa Marión, expone en el comunicado que “estos hallazgos nos explican el hecho de que TRF1 sea esencial para la reprogramación de las células especializadas, y para mantener la pluripotencia”.
(EFE)
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