Una investigación internacional publicada en Nature Communications ha confirmado la existencia de un gen que otorga a las bacterias una resistencia total a los aminoglucósidos, un grupo de antibióticos fundamentales en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). 

El gen, denominado npmA2, ya circula por humanos, animales y el medioambiente en países como Alemania, Francia, Reino Unido, China, Australia y Estados Unidos, explica DW en Español.

Bruno González-Zorn, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid, lidera el estudio junto a equipos del Instituto Sanger de Cambridge y del Instituto Pasteur de París.

De un caso aislado a una amenaza global

El npmA2 fue detectado por primera vez en 2003 en una bacteria Escherichia coli en Japón, pero su rastro desapareció durante años. Sin embargo, al analizar cerca de dos millones de muestras bacterianas de todo el mundo, los investigadores descubrieron que el gen había continuado su expansión silenciosa.

“Actúa como un pasaporte genético, saltando entre bacterias, muchas de ellas ya resistentes a otros tratamientos”, explicó González-Zorn. En la actualidad, el gen ha pasado a bacterias como Clostridioides difficile y Enterococcus faecium, esta última asociada a una mortalidad del 30 % en casos de infección sanguínea en España.

Una pandemia silenciosa en expansión

El impacto del npmA2 se suma a lo que los expertos llaman una “pandemia silenciosa”: la resistencia a los antibióticos. Según la ONU, causa 1,2 millones de muertes al año, de las cuales 20.000 ocurren en España. 

“Estamos al borde de una era en la que una simple infección podría volver a ser letal”, advirtió González-Zorn.

La falta de nuevas familias de antibióticos en los últimos 30 años y su bajo valor comercial para las farmacéuticas complican el panorama. Por eso, la UE promueve alianzas público-privadas para desarrollar nuevos fármacos, aunque los científicos urgen medidas preventivas inmediatas.

Prevención, vigilancia y concienciación

Los investigadores enfatizan que es fundamental reforzar las estrategias de control: vacunarse, evitar la automedicación, reducir el uso indiscriminado de antibióticos en humanos y animales, y mantener buenas prácticas de higiene como el lavado de manos.

“La clave está en actuar ya”, concluyó González-Zorn, “porque si no lo hacemos, no será una exageración decir que podríamos volver a una era preantibiótica”.

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