La enfermedad diarreica es una entidad patológica de aparición muy frecuente en nuestros niños, pero poco comprendida por la población en general, principalmente en el conocimiento del pueblo, que se aproxima más hacia la medicina folklórica que hacia la interpretación científica de dicha enfermedad. Este conocimiento errado sobre esta patología, muchas veces trae como consecuencias indeseables deshidratación y desnutrición en nuestros pequeños pacientes.
La deshidratación es un desbalance entre los ingresos y egresos de líquidos y electrolitos en el organismo (siendo mayor los egresos, llevando a un balance negativo), aunado a la intolerancia oral a los alimentos ya que muchas veces la diarrea se acompaña de vómitos, que pueden ser incoercibles, además se suma a esto la fiebre que propicia también la perdida de líquidos.
La desnutrición en nuestro paciente con diarrea, es una consecuencia de una mala orientación sobre la alimentación, sobre todo en los lactantes, a quienes se le omite el aporte de productos lácteos por un tiempo prolongado y basan la alimentación únicamente en carbohidratos, y donde la dieta astringente, ya no recomendada en los pacientes con diarrea, conlleva a una disminución del aporte de proteínas y grasas. La disminución importante de proteínas en el torrente circulatorio induce una disminución de la presión oncotica lo que propicia una fuga de líquidos hacia el tejido intersticial y consecuente edema, apreciándose un paciente hinchado por los líquidos administrados y muchas veces deshidratado por no poder retener los líquidos en el espacio intravascular, lo que hace que el bombeo cardiaco sea insuficiente y puede haber un paro cardiaco a consecuencia de la hipovolemia.
Se debe interpretar la diarrea como una enfermedad y no como un supuesto a ciertos eventos considerados normales, donde la mayoría de los padres no hacen nada porque asumen la misma a la erupción de los dientes(la erupción de los dientes induce secreción de prostaglandinas que aumenta la peristalsis intestinal),a un “emparche”, a un mal de ojo, o a la ingestión de un pedazo de papel o cualquier otro objeto no toxico, esta es una praxis que debe ser erradicada de la interpretación popular, ya que puede ser contraproducente, lo más lógico es consultar al Pediatra que solicitara el respectivo examen de heces, conjuntamente a otros exámenes paraclínicos que considere necesarios. Mientras tanto indicara tratamiento médico de soporte sintomático y de amplio espectro, según sea el caso, hasta tener el resultado del examen de heces que obligara a indicar un tratamiento específico de acuerdo al germen identificado.-
En los actuales momentos, con un país en crisis y con la fuga de talento profesional de nuestro país, los Ambulatorios y Hospitales se están convirtiendo en simples centros de depósito de enfermos, conllevando a un manejo inadecuado de nuestros pacienticos por la poca o falta de supervisión médica a la nueva generación de médicos. Se necesita además educar en forma masiva a la colectividad hasta lograr erradicar las creencias que están arraigadas y mal interpretadas en cuanto a la enfermedad diarreica, para así evitar las consecuencias que acarrea una deshidratación y una desnutrición cuando no se trata adecuadamente la enfermedad diarreica, lo que pone en peligro la vida de nuestros pacienticos y expone a un deficitario desarrollo nutricional afectando así el desarrollo corporal, psicológico y cognitivo de nuestros niños en crecimiento.-
Hasta la próxima.-
Dr. Hugo Lezama Hernández
Pediatra Puericultor, egresado de la Universidad de Oriente (UDO
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