Roma.- Una vez zanjada la pugna por la Jefatura del Estado italiano, el Gobierno de Mario Draghi volvió hoy al trabajo con la voluntad de agotar la legislatura en 2023, pero con algunos de los partidos de su coalición tocados por la bronca elección presidencial del fin de semana.
La elección del presidente de la República en el Parlamento acabó en tablas para los partidos pues ninguno logró poner en el Palacio del Quirinal a un candidato afín y optaron por endosar el encargo al saliente, Sergio Mattarella, durante otros siete años.
El presidente no quería repetir, pues a sus 80 años y una pandemia prefería descansar, pero los bloques de la política, llamados a acercar posturas y consensuar un sucesor no llegaron a ningún acuerdo.
Así, tras dimes, diretes, negociaciones infructuosas y ambiciones empañadas, en Italia todo queda como estaba desde el punto de vista institucional: Mattarella como jefe del Estado mientras que Draghi, barajado como aspirante a sucederle, seguirá al frente del Gobierno.
Pero la política sigue muy revuelta.
VUELTA AL TRABAJO
Draghi no ha esperado un día más y, con los rescoldos de la elección aún humeantes, este lunes convocó a su Consejo de Ministros, integrado por todos los partidos excepto los ultras Hermanos de Italia.
Sobre la mesa, nuevas medidas para capear el coronavirus y otras disposiciones sobre la obligación de la mascarilla en la calle; la espinosa cuestión de las cuarentenas en los colegios, o la prórroga del cierre de las discotecas.
En definitiva, Draghi sigue determinado a gobernar la gestión de la pandemia, para lo que fue llamado por Mattarella hace un año.
En juego está la recuperación –bien lo sabe él, economista de gran prestigio–, y más ahora que la economía italiana ha despegado. Hoy mismo se supo que creció un 6,5 % en 2021, situándose a la cabeza de la Unión Europea, solo superada por la francesa.
«Quiero expresar mi satisfacción por los datos del crecimiento, fruto de la recuperación global y de las medidas del Gobierno, desde la campaña de vacunación a las políticas de apoyo a la economía», dijo Draghi a sus ministros en el Consejo, según fuentes internas.
Pero para apuntalar este auge, es urgente proseguir con el Plan de Recuperación, dotado con 191.000 millones de euros europeos y 30.600 millones de recursos propios, la otra prioridad del Gobierno y uno de los temas tratados hoy.
UNA TORMENTA POLÍTICA
Pero aunque el Gobierno continúa su marcha, algunos de los partidos de la coalición han quedado tocados.
Es el caso del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el mayor partido que, pese a su fuerza, ni logró liderar las negociaciones ni poner a un candidato afín, por lo que se prepara para un ajuste de cuentas.
La formación «anticasta» se ve además sacudida por el encontronazo entre su actual líder, Giuseppe Conte, y el anterior, Luigi Di Maio, ministro de Exteriores, pero también entre sus muchas facciones, divididas entre el área institucional y los partidarios de regresar a los tiempos contestatarios del pasado.
Y cualquier turbulencia en este partido se advertirá en la coalición de Gobierno.
Malparada ha salido también la coalición de derecha, en la que se integran la ultraderechista Liga de Matteo Salvini y la conservadora Forza Italia de Silvio Berlusconi, en el Gobierno de Draghi, y los ultras Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, su única oposición.
La alianza no ha logrado imponer a ningún candidato de los muchos que propuso, avalada por su mayor peso en escaños, ni preservar su unidad: Salvini y Berlusconi votaron por reelegir a Mattarella mientras que Meloni pedía cambio y elecciones, animado por los buenos datos que le vaticinan las encuestas.
Con el viejo magnate hospitalizado hasta este lunes, Salvini tomó la batuta de la coalición derechista pero fue en vano y ha terminado en el ojo del huracán.
«La coalición de centroderecha ha salido pulverizada», reconoció Meloni, apostando por refundarla; estro es, decidir qué partidos deben o no continuar en ella.
Entre tanto, Salvini, que ve amenazado su primado en la derecha por un Meloni que cabalga la crisis pandémica presumiendo de ser la única oposición, reúne este martes al Consejo Federal de la Liga para tomar nota de lo ocurrido, revisar sus alianzas, y disipar cualquier conato de tensión en el interior de la Liga, como la representada por Giancarlo Giorgetti, ministro de Desarrollo Económico y leal colaborador de Draghi.
Por el momento, el expresidente del Banco Central Europeo seguirá gobernando con la misma mayoría, pero consciente de que el oleaje podría crecer en cualquier momento a lo largo de este año, antesala de las elecciones de la primavera de 2023.
Gonzalo Sánchez EFE
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