Turín, Italia. Dos debutantes como el estadounidense Taylor Fritz y el canadiense Félix Auger-Aliassime pugnarán por un hueco en las semifinales de las Finales ATP que se juegan en Turín, una hazaña teniendo en cuenta que dos jugadores de la talla del noruego Casper Ruud o del español Rafael Nadal eran su competencia.

Ruud ya tiene asegurado su billete a la ronda de eliminación directa y Nadal no tiene opciones matemáticas de llegar tras dos derrotas ante los novatos.

Ambos disputarán el primer partido individual de la jornada, sin nada en juego más allá de las sensaciones que necesita recuperar el de Manacor o la posibilidad de llegar con opciones de ser campeón invicto para el de Oslo, que entonces optaría al mayor premio económico de la historia de las Finales ATP.

El duelo que cerrará la jornada lo hará por todo lo alto. Dos jóvenes promesas, ya convertidas en realidades del circuito, dirimirá la última plaza del grupo verde en un duelo físico, de potencia e igualdad, al que ambos han llegado con los mismos resultados: una derrota ante Ruud y una victoria ante Nadal.

Fritz ni si quiera se había clasificado para disputar este torneo que pone el broche de oro a la temporada, pero la lesión del español Carlos Alcaraz, que recibió el pasado miércoles en la pista central del Pala Alpitour el trofeo a número uno de la temporada, le abrió la puerta al prestigioso torneo. Está a un paso de dar la sorpresa.

Tendrá que vencer a la sensación de la temporada canadiense, pupilo del tío y mentor de Rafa Nadal, un jugador ágil, rápido y con la cabeza muy bien amueblada, que exhibe resiliencia, inteligencia y madurez en la pista.

Una pista que beneficia a ambos tenistas. Dura y cubierta, hace muy complicados de restar los servicios del martillo estadounidense y las derechas de Auger-Aliassime.

La presión de este torneo también jugará su papel. Nunca han participado antes y no conocen la sensación de ser semifinalistas, por lo que mantener la calma en los momentos decisivos será clave.

Todo un experto en esta materia como el ruso Daniil Medveded, el tenista de hielo, que acostumbra a mostrarse impertérrito ante las situaciones más adversas, casi como si no le importara el resultado, sucumbió ayer ante el griego Stefanos Tsitsipas superado por su propia cabeza.

Consiguió salvar tres puntos de partido sobre el heleno como si nada, con la misma expresión con la que ganó un Grand Slam, nada nuevo para los que le ha visto jugar en grandes citas. Pero, curiosamente, llegó derrotado psicológicamente al ‘tie-break’ definitivo del tercer set.

Y es que tuvo el saque con el 5-4 a favor y lo desaprovechó. Un revés demasiado duro hasta para un hombre tan experimentado como Daniil y que, por el contrario, recuperó a Stefanos.

No solo tienen que hacer un buen partido tenístico Fritz y Auger-Aliassime para lograr la hazaña de su temporada, sino que tendrán que lidiar con la presión que conlleva jugar por un hueco entre las cuatro mejores raquetas de la temporada bajo la mirada de más de once mil personas.

EFE deportes

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