Para muchos la Navidad es época de regalos, hallacas, dulce de lechosa, encuentros con familia y amigos, villancicos y gaitas, pero ¿qué significa realmente lo que celebramos? Caminamos en una delgada línea en la que podemos llegar a deslumbrarnos con todo el alboroto que se despide en esta atmósfera navideña, tanto que podemos perder de vista lo esencialmente importante de ella: el nacimiento de Jesús!

La venida del niño Dios la habían anunciado con muchísima antelación, ya el profeta Isaías lo referiría: «…el Señor mismo os dará señal» -dijo-«He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel» (Isaías 7:14).

La humanidad siempre tiene la necesidad de esperanza, el avivar la fe por un mundo y un futuro mejor, de sentirnos seguros, confiados y al conmemorar la venida del Niño Dios, nos permitimos reencontrarnos con la fe y la esperanza a veces perdida.

Ese niño del humilde portal en el que lo admiran sus padres: María y José, y una simple mula que los ha llevado -a María con el niño en su vientre- a ese lugar tan sencillo que raya en la indigencia y un buey, al contemplarlos debemos reconocer el renuevo de la ansiada esperanza.

Primera representación del Nacimiento

La primera representación del nacimiento que nosotros tradicionalmente hacemos y conocemos, la realizó San Francisco de Asís, en las afueras del pueblito Greccio, de la provincia italiana de Rieti, en el año 1223. Debo decir, que San Francisco de Asís es reconocido como el santo de la pobreza y la humildad; él había regresado de un viaje a Tierra Santa, como es sabido no todas las personas tenían acceso a la educación y a la instrucción, por lo que San Francisco quiso hacerles de manera gráfica ese nacimiento viviente para introducirlos en la representación del momento es que fue adorado Jesús en su nacimiento, no fue necesario ubicar personas para representar a los pastores, pues eran los mismos habitantes de aquel lugar quienes los personificaron, y es que eran pastores de Greccio quienes asistieron a aquel primer pesebre.

Esta tradición ha llegado hasta nuestros días, por lo que es importante no olvidar su significado, para ello recupero las palabras del Papa Francisco en su mensaje de Navidad del años 2022: «El pesebre de la Navidad, primer mensaje de un Dios infante, nos dice que Él está con nosotros, nos ama, nos busca. Coraje, no te dejes vencer por el miedo, la resignación y el desánimo. Dios nace en un pesebre para hacerte renacer justo allí, donde pensabas que habías tocado fondo».

Ánimo, Dios está con nosotros.

¡Feliz Navidad!

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