Tegucigalpa.-La Editorial Guaymuras, quizá la más importante de Honduras, cumple este sábado 40 años construyendo memoria, durante los que ha sorteado desastres naturales, crisis políticas y ahora la pandemia de COVID-19, que han afectado a la industria nacional del libro.
«Hemos llamado a este 40 aniversario 40 años construyendo memoria, porque el acervo bibliográfico de la Editorial Guaymuras es realmente, en gran parte, la memoria de la historia de Honduras, de sus manifestaciones culturales», dijo a Efe la directora de la institución, Isolda Arita.
En esos 40 años, Guaymuras ha plasmado en un amplio catálogo, los rostros, los actores, los hechos que han construido no sólo la historia contemporánea, sino que otros períodos que ha vivido Honduras, de tristezas y alegrías.
DIFÍCIL SOSTENER UNA EDITORIAL Y LIBRERÍA
Mantener activa una editorial y una librería no es fácil en Honduras, donde los gobiernos nunca han apostado lo suficiente en la cultura, ni en la educación y la salud, lo que se refleja en el alto porcentaje de analfabetismo que sigue teniendo el país, la pobreza que afecta a más del 60 % de sus 9,3 millones de habitantes y las enfermedades que sufren muchos.
«En un país como Honduras no es fácil sostener una editorial independiente, con su librería, pero estos 40 años también han sido llenos de satisfacciones, de logros alcanzados y con mucha alegría, porque los objetivos iniciales con los que se fundó la editorial aún se siguen cumpliendo, los propósitos están vigentes», enfatizó Arita, de profesión periodista.
En los períodos críticos que ha tenido Guaymuras, algunos empleados de la editorial han llegado a temer lo peor, que pudiera desaparecer, pero la misma entrega de ellos ha sido combustible para que no haya dejado de operar y que en la casa siempre se esté editando algún libro y huela a tinta fresca.
«Hemos resurgido siempre. Nunca hemos dejado de operar y creemos que ya hay todo un capital intangible, toda una reserva que nos hace mantenernos en pie y ser parte de todo el imaginario en la literatura hondureña», enfatizó.
LA VARIEDAD DE GUAYMURAS
En ocho lustros de estar editando cultura, Guaymuras, primer nombre que tuvo Honduras, se ha hecho de un amplio catálogo con autores y escritores nacionales y extranjeros que han enriquecido la producción literaria, aunque no en la magnitud deseada.
«Ante la escasez de editoriales como la nuestra en el país, de alguna manera Guaymuras tuvo que asumir un catálogo muy amplio; tenemos narrativa, ciencias sociales, poesía, cultura popular y literatura infantil, pero en lo que hemos puesto mayor énfasis ha sido en ciencias sociales, fundamentalmente historia, antropología y narrativa», señaló Arita.
La historia del primer ferrocarril interoceánico, que quedó como un sueño en el país; de grupos étnicos como los negros caribes, la huelga bananera de 1954; los árabes, judíos y chinos, el sufragio y feminismo en Honduras, y el movimiento popular, son muchos de los aportes de Guaymuras a la literatura nacional con unos 700 títulos y alrededor de dos millones de libros.
En su andadura de convertir en libro las palabras, la casa ha destacado la obra de reconocidos intelectuales como Roberto Sosa, Juan Ramón Saravia, Roberto Castillo, Marvin Barahona, María Eugenia Ramos, Leticia de Oyuela, Ethel García, Janet N. Cold, Rina Villars, Yesenia García, Ingris Lagos, Ramón Rivas y Matías Funes.
Se suman Joaquín Mejía, Marcos Carías, Darío Euraque, Mateo Crossa Niell, Guillermo Anderson, Atanasio Herranz y los hermanos José Manuel y Ariel Torres Funes, entre muchos otros, nacionales y extranjeros.
LITERATURA INFANTIL
La edición de literatura infantil no ha sido muy abundante en Honduras, por lo que Guaymuras, ante la necesidad que tiene la niñez, también ha apostado con publicaciones de varios autores nacionales, imprimiendo, a manera de cuento y con ilustraciones adecuadas, la vida de personajes como el prócer Francisco Morazán (1792-1842).
Entre sus cuentos más recientes figuran «Siete perezas», una historia «del niño más perezoso del mundo»; la de otro chico que tiene «una abuela de cien años y un poco más», y «Zompopitos y sus amigos», este último del cantautor nacional Guillermo Anderson.
«Hemos orientado nuestro catálogo de literatura infantil a la construcción de biografías claves en nuestra historia, que los niños no conocen, como la vida de Francisco Morazán, de Jesús Aguilar Paz, que fue un pionero y un héroe que elaboró el primer mapa de Honduras», indicó Arita.
Se suman a la colección la vida de una mujer importante en la poesía hondureña y continental, Clementina Suárez, y «La maestra Choncita», una biografía de la educadora Visitación Padilla, defensora de los derechos políticos de la mujer y de la soberanía nacional.
El escritor Eduardo Bähr también es parte de la literatura infantil de Guaymuras.
ENFRENTANDO LA COVID-19
Los daños causados por la pandemia de COVID-19 son calificados por Arita como «terribles, peores a los que dejaron otras crisis».
«Nosotros hemos sobrevivido a muchos embates, desde la tragedia del huracán Mitch en 1998, la crisis del golpe de Estado de 2009, después la crisis postelectoral de 2017, cuando se paró toda la actividad comercial, pero creemos que esta ha sido la peor coyuntura que nos ha tocado vivir, porque además se ha prolongado por demasiado tiempo», recalcó.
Ante el cierre temporal de la Editorial y Librería Guaymuras, debido a la pandemia, Arita dijo que están haciendo algunos trabajos en línea y redes sociales para no perder el contacto con los lectores, a quienes se les echa de menos, porque «son los que llegan a buscar libros, deciden y compran».
«Es difícil recuperar la inversión hecha este año y reactivar el mercado del libro, sobretodo cuando no habrá actividades académicas en lo que resta del año, es lo que presumimos», acotó.
UN SELLO DESDE CHILE
La Editorial Guaymuras nació el 1 de agosto de 1980 en el seno del Instituto Hondureño de Desarrollo Rural, como una idea para difundir el pensamiento crítico y la cultura nacional, con un equipo integrado por Gilberto Ríos, Allan Fajardo y Bert Beckman, quienes buscaron a los escritores que editaban la revista «Alcaraván», de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras.
«Alcaraván» era dirigida por Hernán Antonio Bermúdez, Rigoberto Paredes y Roberto Castillo, quienes pasaron a formar el primer consejo editorial de Guaymuras.
Parte de ese comienzo de Guaymuras también fueron Eduardo Bähr y el artista gráfico chileno Edmundo Lobo, quien diseñó, entre otras cosas, el logotipo sello de las obras de la editorial.
El primer libro de Guaymuras fue «Obra escogida», de Ramón Rosa, con introducción, selección y notas de Marcos Carías. En él se recopilan los pensamientos de uno de los intelectuales más importantes de Honduras de la segunda mitad del siglo XIX, recordó Arita al repasar la historia de la institución cultural que dirige.
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