La selección masculina estadounidense de Baloncesto 3×3 sufrió este lunes para hacer buenos los pronósticos que le daban el oro y vencer a Chile 21-15, que llevada en volandas por la afición logró una ventaja de cerca de seis puntos que dio esperanza para la sorpresa.
El partido empezó con una cancha abarrotada y animosa y con Carlos Lauler y Kevin Rubio enchufados, el primero con dos dobles desde el perímetro y el segundo un coloso bajo el aro.
A los favoritos parecía pesarles el ambiente y quizá la confianza, y se vieron superados y obligados a jugar su mejor baloncesto para poder primero empatar y después remontar.
Imparable
Canyon Barry y Dylan Travis no acertaban con el aro y Jimmer Fredette y Kareem Maddox se alternaban en el banquillo para tratar de frenar a un Rubio que parecía imparable.
Todo cambió a partir de la segunda parte del partido: los norteamericanos se tranquilizaron tras un tiempo muerto y comenzaron a ser efectivos desde el perímetro. La hinchada local rugía, pero por cada doble que marcaban los estadounidenses el equipo local se desinflaba y todo apuntaba a que si empataban remontarían.
Así fue. Con 12 iguales, Fredette, Travis y Barry se hicieron con el control del ritmo del partido y forzaron numerosas faltas a los chilenos, que apenas pudieron hacer tres puntos más frente a los nueve de los nuevos medallistas de oro.
El partido por el bronce fue igualmente muy emocionante y se definió en el último tiro gracias a un genial y agónico tiro de Akheem Boyd, el héroe de Trinidad Tobago.
Venezuela nunca bajó los brazos y sumó numerosas opciones de ampliar la ventaja en el marcador, pero siempre aparecía uno de los Boyd para contrarrestar el ritmo anotador de José Bracho, Nelson Palacios, Ernesto Hernández y José Rodríguez.
Así se llegó a una última posesión con Venezuela en cabeza por un punto y la pelota en manos de Trinidad Tobago, que se jugó un aclarado para su mejor jugador que le dio el bronce.
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