La presencia del grupo ruso Wagner en distintos países de África ha hecho que estos se vuelvan «más pobres, más débiles y menos seguros», afirmó hoy ante el Consejo de Seguridad la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.
La embajadora intervenía durante una sesión dedicada a la situación en Libia y aprovechó para aludir a la presencia del grupo privado de seguridad en Mali, Burkina Faso, Níger y Sudán.
Según la diplomática, la actividad de Wagner en estos países y en Libia está teniendo «un impacto pernicioso» y por eso mismo quiso insistir en que hay que poner el foco en su presencia, no siempre reconocida a nivel oficial, ni en Moscú ni en los países africanos.
Ayer, el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, apareció por primera vez en video desde el fallido motín del 24 de junio contra el Kremlin, y sugirió que ha vuelto a África para hacer que Rusia sea «aún más grande en todos los continentes».
En el video, Prigozhin no dice explícitamente que está en África, pero aparece en un paisaje parecido a la sabana africana y asegura que la temperatura a su alrededor es de 50 grados.
«Justicia y felicidad para los pueblos africanos», proclamó el jefe de Wagner en el videomensaje, en el que asegura que su grupo paramilitar es la «pesadilla» del Estado Islámico, Al Qaeda «y otros bandidos».
Hace unos días, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo a la BBC que el grupo Wagner está «aprovechando» la inestabilidad en Níger, si bien precisó que no cree que Rusia esté detrás del reciente golpe de Estado, e insistió en que «a cada lugar al que ha ido este grupo Wagner ha seguido la muerte, la destrucción y la explotación», dijo.
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