“Cristo vino al mundo de la siguiente manera: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa”.
“Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
Hoy celebramos el Cuarto Domingo de Adviento, y también la fiesta, entre otros santos, en honor a San Modesto, que se hizo famoso por haber restaurado los templos de los Santos Lugares de Jerusalén. Que habían sido destruidos por los musulmanes, cuando la Ciudad Santa fue conquistada y devastada por ellos. Él reconstruyó monasterios y los llenó de monjes, y con mucho trabajo rehízo los santuarios destruidos por el incendio y la ira desbastadora de estos enemigos de la Fe Cristiana.
Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 1, del verso 18 al verso 24. En el que se narra la Encarnación del Salvador del mundo, pero que, a diferencias del relato de la Anunciación del Evangelio de Lucas, donde se destaca la conversación del Ángel Gabriel con María. En esta perícopa, también interviene el Ángel, pero la acción protagónica es la del otro pilar fundamental de la Sagrada Familia: el Casto José, que no establece un diálogo directo con el Ángel, sino a través de un sueño.
El texto quiere dar respuesta a varias profecías relacionadas con el Mesías, al destacar que JESÚS es a la vez el descendiente legítimo de David, gracias a José, y es el Hijo de DIOS concebido por obra del Espíritu Santo por una Madre Virgen. La intervención del Ángel no es para tranquilizar a José sino para informarle de cuál es el papel que le corresponde en el plan de DIOS. Una orden tajante: le pondrás el nombre de JESÚS y lo recibirás como tu hijo. Aclarándole que, JESÚS significa: “Dios Salva”, ese nombre anticipa lo que sería el niño.
En la lógica del relato, el Espíritu Santo, no reemplaza el elemento masculino del engendramiento. Ya que, según la tradición bíblica se trata del poder por el que DIOS actúa como Creador (Cfr. Gn1,2; Sal 33,6; Sal 104,30). Por lo que puede entenderse que, para el cumplimiento de la Promesa del Mesías, DIOS sustituye el proceso biológico ordinario por uno original de Su Creación. Por eso es que la paternidad adoptiva de José encubre y protege un Misterio, ya que es una manera de recordar el Misterio que Cubre a la persona de JESÚS, que nace de María en el tiempo propicio, pero que, a su vez, es el propio Hijo Único del PADRE, nacido de DIOS desde la Eternidad.
Y en la manera de construir la genealogía de JESÚS, de hacer intervenir al Ángel o de citar la profecía de Isaías (Is 7,14), Mateo ofrece a sus destinatarios una perspectiva decididamente Teológica para confirmar que JESÚS es el EMMANUEL, DIOS-CON-NOSOTROS, que lo destaca en el inicio de relato (Mt 1, 23), también cuando la comunidad se reúne en el nombre de JESÚS (Mt 18, 20) y finalmente cuando el RESUCITADO envía a todos sus seguidores a predicar y bautizar, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 20).
Al confrontarnos con el texto, nos llama la atención que el enviado de DIOS, atraviesa la noche y dialoga con palabras calladas, con un hombre que está atravesando por una dificultad existencial. Sin lugar a dudas que es la sugerencia de un mundo abierto a la Presencia Activa de DIOS, para todos aquellos que constantemente estamos atravesando tribulaciones para saber qué rumbo tomar. Y aunque nosotros no estemos con DIOS, y aunque las dificultades nos acorralen y dudemos de su Existencia, Él siempre está con nosotros.
Por eso es que hoy es el día para pedirle a DIOS Todopoderoso, que haga brillar en nuestros corazones el resplandor de Su Gloria, que nos ayude a disipar toda oscuridad de la noche, y ver con toda claridad a nuestro lado al EMMANUEL, al DIOS CON NOSOTROS, que fortalece nuestra Fe y nuestra Esperanza, y poder vencer todos los días de nuestras vidas, los obstáculos y dificultades que nos separan de Él, para ser parte activa en la construcción de “la Civilización del AMOR”, donde la solidaridad esté por encima de la indiferencia y el AMOR logre vencer al odio, las rencillas y las injusticias.
Señor JESÚS, ayúdanos a salir de nuestras tinieblas y de nuestras tribulaciones para asumir sin vacilación la tarea que nos has asignado de hacer brillar Tu Luz en este mundo amenazado por el oscurantismo y por el pecado, teniendo la certeza de que Tú Eres el EMMANUEL, el DIOS CON NOSOTROS. Amén.
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