Bruselas.- Las adopciones de animales crecieron considerablemente en Bélgica durante el confinamiento provocado por la pandemia del coronavirus, pero los refugios alertan de que, con la relajación de las medidas de aislamiento y la permisividad de viajar durante las vacaciones estivales, existe la amenaza de un repunte en el número de abandonos.
Steave Bové, trabajador de la protectora Croix Bleu (Cruz Azul)de Bruselas, señaló que durante los últimos meses las adopciones «han aumentado alrededor de un 200%» con respecto a finales del pasado año y comienzos de 2020.
«En abril teníamos unos 37 gatos y actualmente solo nos quedan 11», explicó Bové, quien está acostumbrado a ver unas 10 adopciones al mes, pero no «más de 20», como ha contabilizado en los últimos 30 días.
«Ha habido muchas más salidas que entradas», aseguró Bové, quien cree que «la gente ha tenido más tiempo para ocuparse de sus animales, y por eso ha habido menos abandonos».
Según ha recogido la prensa, esta situación se ha repetido en los refugios de animales de toda Bélgica a pesar de que, a primera vista, el ambiente en las protectoras no parece muy animado, ya que los interesados en adoptar deben pedir cita previa para acudir a estos espacios.
Pese a estas restricciones, algunas protectoras como la de Arlon, al sur del país, han tenido que pedir a otros centros que les cediesen algunos de sus animales para poder seguir ofreciendo adopciones a los interesados.
En el refugio «Animal sin hogar», en la localidad de Condroz, aseguran que cada año reciben «alrededor de 300 animales», pero tras el confinamiento solo les quedan tres perros grandes, ya que cuando llegan animales nuevos «son adoptados de inmediato», según explicaron los trabajadores al diario belga Le Soir.
«Ha habido mucha gente que ha estado sola durante el confinamiento y para contrarrestar esto han adoptado un animal, aunque también han venido muchas familias», comentó Bové, quien opina que «tal vez los niños se aburren estando tanto tiempo encerrados en casa, y una mascota les permite entretenerse».
Muchos de los adoptantes tenían en mente acoger una mascota desde hacía tiempo, pero, según explicó Bové, «antes ni siquiera tenían ocasión de acercarse al refugio».
No obstante, los refugios temen que los animales vuelvan a ser abandonados ante el levantamiento generalizado del confinamiento y la reapertura de fronteras al turismo.
Es habitual que, durante la época estival, el abandono de perros y gatos aumente ante la imposibilidad de compatibilizar las vacaciones con su cuidado, por lo que en las últimas adopciones centros como en el que trabaja Bové han tomado la precaución de asegurarse de que la gente que se llevaba a los animales tenía tiempo realmente de ocuparse de ellos.
Por otro lado, pese al alivio que ha supuesto un aumento en las tasas de adopción, los refugios lanzan un mensaje de alarma, pues la paralización social derivada de la pandemia les ha impedido llevar a cabo las actividades que les permitían recaudar fondos y recolectar alimentos para los animales durante meses.
La protectora SPA de la ciudad belga de Charloi explicaba a la prensa belga que a principios de mayo habían dejado de recaudar «más de 15.000 euros».
Además, los refugios de animales son conscientes de que el coronavirus derivará en una fuerte crisis económica, lo que podría hacer disminuir las donaciones que reciben de los ciudadanos.
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