El egipcio Khaled El Enany, aspirante a la dirección general de la Unesco, confió este jueves en que Estados Unidos continúe en la organización, que ya ha abandonado en dos ocasiones, y se propone despolitizarla para centrarla en su esencia.
«Creo que para Estados Unidos es útil seguir en la Unesco para avanzar de forma colectiva y despolitizar la organización», afirmó El Enany en una entrevista con EFE.
«Espero que tome la decisión correcta y continúe (en la Unesco)», añadió. La Administración Trump anunció a comienzos de febrero una «revisión acelerada» sobre la contribución de EE.UU. a la Unesco, dentro de un informe sobre qué organizaciones internacionales, convenciones o tratados promueven «sentimientos radicales o antiestadounidenses».
El Enany señaló que la Unesco «necesita a Estados Unidos» por sus conocimientos, sus valores y por su contribución económica, «pero en este orden».
EE.UU. ya abandonó la Unesco en dos ocasiones, la primera en 1983 bajo la presidencia de Ronald Reagan, y la segunda en 2018, durante el primer mandato de Donald Trump, aunque en ambos casos retornó posteriormente al seno de la organización.
El Enany participó ayer en las audiencias públicas en las que los miembros de la Unesco examinaron a los tres candidatos a la dirección general, que se decidirá en octubre próximo.
Este egiptólogo de 54 años, que ha sido profesor universitario y ministro de Turismo y Antigüedades de su país, consideró importante que la Unesco evite su politización.
«La Unesco no es un arma política, es un arma intelectual», afirmó, ya que en su opinión para cuestiones políticas ya están el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas.
«La Unesco debe concentrarse en la educación, los laboratorios, la ciencia, los investigadores, proteger a los periodistas, trabajar por el patrimonio cultural, luchar contra el tráfico del patrimonio. Eso es la Unesco. Y no hace falta la política para hacerlo», recalcó.
El Enany recordó cómo uno de los mayores logros de la organización fue el salvamento de los monumentos de la región de Nubia, en su país, en una misión de veinte años (1960-1980) que unió a todo el mundo a pesar de que era el momento más álgido de la Guerra Fría.
«Pero todo el mundo participó para preservar el patrimonio, para poner la ciencia al servicio del patrimonio. Eso es la Unesco para mí», insistió.
Como ejemplo, recordó que la Unesco ha trabajado para preservar el patrimonio de Ucrania atacado durante la invasión rusa, o para ayudar a que los niños ucranianos sigan yendo a le escuela, «pero no ha entrado en un debate sobre la guerra en sí».
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tiene previsto elegir en octubre a su próximo director general para el período 2025-2029, en sustitución de la francesa Audrey Azoulay, que llegó al puesto a finales de 2017 y está a punto de finalizar su segundo mandato.
Además de El Enany, se han postulado al puesto la mexicana Gabriela Ramos, actual subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco, y el congoleño Firmin Edouard Matoko, que es subdirector general del Sector Prioridad África y de Relaciones Exteriores de la organización.
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