La última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida –un estudio elaborado por tres de las más importantes universidades de Venezuela, al margen del Gobierno–, el 89,4% de los hogares considera que el ingreso familiar es insuficiente para cubrir sus necesidades alimenticias, algo que ha llevado a que 6 de cada 10 venezolanos haya perdido aproximadamente 11 kg de peso en el último año.

Desde noviembre de 2017, Venezuela vive en un estado permanente de hiperinflación –que según el FMI llegará a los 10 millones porcentuales en 2019–, que ha encarecido de forma extrema algunos alimentos.

Según la encuesta elaborada por las universidades, el consumo de alimentos ricos en proteína ha disminuido a la mitad con respecto a los últimos tres años, una ingesta que ha sido suplida principalmente por tubérculos. Pero entre todos los alimentos, hay uno que está siendo clave para paliar al menos en parte la crisis: el mango.

Esta fruta de origen asiático, que los españoles introdujeron en América, vía Filipinas en el siglo XVII, crece casi sin control por buena parte de Venezuela. Como explica Gustavo Ocando en un reportaje para la NPR, la radio pública estadounidense, hay tantos árboles de mango en los espacios públicos y patios privados de las ciudades venezolanas con clima tropical que el fruto es, de facto, gratuito mientras está de temporada. Justo en este momento.

Una improvisada ayuda humanitaria

Los árboles de mango fructifican durante aproximadamente un mes, tres veces al año, y cuando esto ocurre su presencia es ubicua en la dieta de los venezolanos.

El mango es un buen complemento para una dieta por lo demás escasa: tiene muchas vitaminas C y A y es muy rico en fibra que, aunque técnicamente no es un nutriente –no participa directamente en procesos metabólicos–, tiene un gran poder saciante, que ayuda a sobrellevar el día a día en un país al borde del precipicio.

Hasta hace poco los mangos se consumían solo como postre, en zumos o batidos, o como guarnición, pero hoy en día muchos venezolanos no tienen dónde elegir, y hay quien asegura que la fruta se ha convertido en la verdadera ayuda humanitaria del país. Algunos ciudadanos están desayunando, comiendo y cenando mango, una dieta que se completa con no mucho más que papas y yuca. Informe21.

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