Budapest.- El paraíso y el infierno en la obra del visionario y misterioso pintor El Bosco es el tema central de una muestra que abre mañana sábado en el Bellas Artes de Budapest, que se espera que sea la más exitosa en la historia del museo.
«El paraíso y el infierno. El misterioso mundo de Hieronymus Bosch» (1450-1516) es el título de la muestra que hasta el 17 de julio recorre, de manera nunca vista antes en Europa Central, el arte de este maestro flamenco.
Las obras están expuestas en un ambiente de penumbra, en el que las luces iluminan sólo los cuadros, lo que ayuda a los visitantes a no distraerse y concentrarse en los innumerables personajes, escenas y detalles de las pinturas
UNA HAZAÑA IMPOSIBLE
«Se trata de un proyecto iniciado hace 10 años» recuerda el director del museo, László Baán, al presentar la muestra a la prensa.
Baán destaca que el Bosco es un pintor muy especial, terminó sólo unas veinte obras (el número exacto es desconocido), por lo que agregó que «parecía una hazaña imposible» poder organizar esta muestra.
Finalmente, el museo pudo recopilar casi la mitad de su obra para presentar una exposición de una dimensión inédita en Europa Central y que pocas veces se ha visto en el resto del mundo.
La muestra recoge obras como el tríptico «Juicio final» (cedido por el Museo Groeninge de Brujas), «La nave de los locos» (del Louvre de París) o «Ecce Homo» (del Städel Museum de Fráncfort).
Éstas se completan con otras 80 piezas de artistas de su taller y de sus seguidores, así como códices y antiguos libros.
El Louvre de París; el Metropolitan de Nueva York; el Rijksmuseum de Amsterdam; la National Gallery de Londres; el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles, o la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid son algunas de los cincuenta museos y colecciones privadas que han prestado obras para esta exposición.
UN ÉPOCA APOCALÍPTICA
Los cuadros de el Bosco requieren una atención especial para poder observar, acercándose a los óleos, las miniaturas y detalles, muchos de ellos con sentidos ocultos o alegóricos.
La primera sección de la muestra, «La frontera de dos edades», sitúa la época entre el medievo y la edad moderna en la que trabajó el Bosco.
«En 1493 se pensaba que el mundo vivía su penúltima etapa, la sexta, después vendría la del anticristo y el juicio final», explica la comisaria de la muestra, Bernadett Tóth, para situar los recurrentes escenarios apocalípticos del pintor.
La segunda se basa en el cuadro «La nave de los locos», que representa el interés de el Bosco hacia la naturaleza humana y «la debilidad y los pecados» de la gente.
«El fin de los tiempos», la tercera parada, se centra en dos de los temas más potentes del maestro, como el juicio final y el más allá.
Expuestos en esta sección están «La Ascensión al Empíreo» e «Infierno», dos ejemplos del arte visionario de El Bosco.
En la primera, varios ángeles conducen a las almas hacia la luz divina, mientras que en la segunda, en la que domina el rojo, el pintor flamenco coloca a un hombre sentado en las orillas del río que lleva al infierno.
La sección «Vida de los santos» y la quinta «Seguimiento de Jesús» recogen temas religiosos a través de obras como «San Juan Bautista meditando», que fue prestada al museo por la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid.
JARDÍN DE LA DELICIAS
«No hay muestra de El Bosco sin ‘El jardín de las Delicias’, incluso si la pintura original nunca sale del Museo del Prado», asegura Tóth, quien añade que un coleccionista privado ha prestado al Museo de Bellas Artes la copia más temprana del panel central del tríptico, realizado por uno de los discípulos de el Bosco en 1550.
Esta obra es la más analizada de el Bosco y tiene «infinitas interpretaciones», agregó la comisaria, que también destacó que no necesariamente es posible descifrar el significado de cada detalle.
«El Bosco no intentaba transmitir un mensaje visual claro», enfatiza Tóth, delante de la pintura que enmarca un sinfín de escenas, de personas desnudas en posturas imposibles, representando los placeres humanos, animales exóticos e inexistentes, como peces gigantes y seres híbridos.
«Entre otras teorías, se supone que se trata de una obra que servía para generar debates sobre los supuestos y ocultos significados», explicó la historiadora del arte.
Las últimas dos salas representan la influencia de el Bosco, no sólo en la pintura contemporánea y posterior, sino más allá.
Así, la muestra concluye con «Mina de Oro», una instantánea del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado sobre los trabajadores de una mina de oro, que según los organizadores muestra clara influencia de el Bosco.
«La foto de Salgado demuestra que el infierno mundano que el Bosco pintó no solo existía hace 500 años, sino que hoy también está aquí», afirma Baán.
Marcelo Nagy EFE
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