Madrid.- Garantizar la seguridad hídrica requiere «soluciones innovadoras» que permitan maximizar los recursos económicos y naturales, por lo que una alternativa a eficiente y efectiva es “regresar a la naturaleza” e incluirla como «parte de las soluciones» para asegurar agua suficiente y de calidad.
Lo asegura el director de Seguridad Hídrica para América Latina de la organización ambiental global The Nature Conservancy (TNC), Hugo Contreras, quien afirma que un «enfoque combinado» de soluciones basadas en la naturaleza (verdes) y en soluciones construidas (grises) «puede reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia y confiabilidad de los sistemas de abastecimiento».
«Las Soluciones Basadas en la Naturaleza recrean y potencian el funcionamiento de los ecosistemas para proveer servicios hídricos como filtrar sedimentos e infiltrar el agua, regular los flujos de agua en épocas de inundaciones y sequías, entre otros», ha explicado Contreras.
Algunos de los ejemplos más comunes de este tipo de soluciones son la protección y restauración de bosques, selvas y zonas riparias (de ribera) de ríos, mejora en las prácticas agrícolas y ganaderas, así como restaurar humedales y manglares, ha precisado.
Aunque desde China, Europa, Estados Unidos, África y América Latina el llamamiento al lavado de manos continuo ha sido «quizás el único mensaje consistente y contundente como escudo frente al nuevo virus», todos los días «millones de personas en el mundo, pero en especial en América Latina y el Caribe, se levantan sin saber si tendrán acceso a agua en cantidad y calidad suficientes», ha apuntado.
Así, ciudades como México y Quito han registrado un incremento en la demanda de agua en los distintos sectores durante la pandemia entre un 20 y 50 %, ha declarado este experto.
Estas ciudades, así como Lima, Sao Paulo o La Paz se preguntan «si tendrán la capacidad para proveer de agua y saneamiento en los próximos años a una población cada vez mayor», ha indicado.
En América Latina y el Caribe, ha recordado, se contabilizan cerca de 200 millones de personas sin acceso a una fuente segura de agua y unos 500 millones a saneamiento de calidad, una situación que «obliga a invertir en mejorar los sistemas de agua».
Sin embargo, si de por sí previo a la pandemia se estimaba un déficit de inversión equivalente al 0.3 % del PIB para este sector, dada la actual crisis financiera, el reto será aún mayor, ha lamentado.
Adicionalmente, hay que considerar que esta región se encuentra «constantemente amenazada» por otros fenómenos que ponen en riesgo la seguridad hídrica, como la alta concentración urbana, las sequías, inundaciones, la disminución de los glaciares y la progresiva desaparición de ecosistemas, ha alertado Hugo Contreras.
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