Madrid.- ¿Quién mató a Laura Palmer?, una pregunta que conduce rápidamente a «Twin Peaks», la serie de culto de los 90 que ofreció inolvidables hitos de estilo. Tanto que, tres décadas después, su icónico vestuario jerséis, gafas de pasta o chaquetas amplias sigue estando en boga.

Se cumple el trigésimo aniversario de «Twin Peaks», una serie en la que nada era lo que parecía, un extravagante misterio de David Lynch que marcó un antes y un después en la historia de la pequeña pantalla al retratar a un agente del FBI, Dale Cooper (Kyle MacLachlan), que es enviado a la ciudad de Twin Peaks para investigar un asesinato de una estudiante de secundaria, Laura Palmer.

El 8 de abril de 1990 la cadena norteamericana ABC estrenaba el episodio piloto de esta serie, creada por David Lynch y Mark Frost que exhalaba una estética americana de los años 50 ideada por la diseñadora de vestuario Sara Markowitz.

«Twin Peaks», que cosechó 14 nominaciones a los Emmy, ganó tres Globos de Oro y un Grammy por la banda sonora compuesta por Angelo Badalamenti, ha dejado huella y ha influido culturalmente en otras series de televisión, películas, música y también la moda.

«Es una de mis series favoritas», ha explicado el diseñador Moisés Nieto, quien ya en 2017 realizó un viaje estético al universo televisivo de David Lynch para presentar una colección de contrastes con minivestidos, bolsos arquitectónicos y zapatos de abuela.

Ese amor platónico por la serie no solo lo siente este diseñador español, sino también grandes nombres de la moda como Alessandro Michele, director creativo de Gucci, que en su última colección dedica guiños a la serie.

El misterio fue el pilar en el se apoyó la diseñadora Markowitz para crear su vestuario, un sinfín de prendas que mostraban y ocultaban secretos de sus personajes, es decir creó un universo estilístico opuesto a la personalidad de los actores, un recurso que sirvió para fomentar un aura de intriga mayor.

A lo largo de las tres temporadas, los fans de la serie descubrieron a protagonistas que se vestían al más puro estilo de las divas del cine clásico y se comportaban de manera contraria.

Es el caso de la camarera del pueblo, Shelly Johnson (interpretada por Mädchen Amick), que vestía con prendas ordenadas y alegres y, sin embargo, era un persona minada por la tristeza; o el cándido vestuario de Audrey Horne (Sherilyn Fenn), con calcetines cortos y jersey ajustados, una estética cursi que le alejaba de su inteligencia y astucia.

El jersey fue la prenda estrella de la serie, modelos que resultan de lo más atractivos esta temporada, en la que priman desde los estampados de rayas y zigzag a los más clásicos, pasando por los modelos mas rompedores y extraños como los que lucía Lucy Morga, secretaria del «sheriff», quien era capaz de convertir esta prenda en un personaje más de la trama.

Tampoco pasa por alto el estilo andrógino tan potente en la última colección de Ana Locking, quien con su habitual destreza mezcla americanas y blazers con copiosos detalles futuristas, que conduce al estilo de Josie Packard (Joan Chen), una mujer trasgresora para la época, muy diferente del resto de las protagonistas de la serie, una tendencia que está más viva que nunca.

Al igual que las gafas de pasta extragrandes y de colores, las rebecas, las camisas de leñador, las chaquetas «oversize» y los zapatos Oxford, piezas inspiradas en los años cincuenta de máxima vigencia, al igual que la mezcla de colores sin aparente coherencia.

 

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