La cineasta y directora Ellen Kuras presenta su primer largometraje, ‘Lee’, un acercamiento íntimo a la corresponsal de guerra Lee Miller que se presenta como un recordatorio de la importancia del «periodismo con causa, en la cúspide de la agitación política y un mundo en el que las figuras autoritarias toman el control», cuenta a EFE.
En 2013, Kuras recibió una llamada de la actriz británica Kate Winslet en la que le contó que había comprado una mesa perteneciente a la familia Penrose, compuesta por el artista y poeta inglés Roland Penrose, esposo de Miller, y su hijo en común, Antony.
«Nos maravillábamos de quién se habría sentado alrededor de esa mesa, ya sabes, todo el grupo surrealista…», rememora la directora que estrena este viernes su filme.
Kuras y Winslet se habían hecho muy amigas muchos años atrás durante el rodaje de ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind’ (2004) cuando la entonces cinefotógrafa inmortalizó la actuación de Winslet en el papel de Clementine.
Después de dicho filme, trabajaron juntas en ‘A Little Chaos’ (2015), de Alan Rickman, pero no fue hasta 2018, cinco años después de que Winslet adquirió la enigmática mesa, que la actriz le propuso ser la directora de ‘Lee’.
«Empezó a trabajar en el escrito sin contármelo y después me llamó para decirme: ‘Tengo un proyecto en el que creo que podríamos trabajar juntas, del que me encantaría que fueras la directora'», recuerda.
Kuras conoció el trabajo de Miller cuando era estudiante de fotografía en Rhode Island. La directora quedó intrigada por los primeros experimentos de la estadounidense después de que dejara de lado su carrera como modelo de icónicos artistas como Man Ray.
«Lo que pasa con Lee, es que ella entendió la metáfora», cuenta Kuras y resalta el potente significado detrás de fotografías como la de una máquina de escribir destrozada en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Dar vida a la imagen estática
La película comienza con una escena en la que Miller, interpretada por Winslet, está en medio de un bombardeo de la guerra. De ahí, un saltó en el tiempo lleva al espectador a la popular fotografía del pícnic en Mougins (Francia) en el que se reunieron ella y surrealistas como Ray y Ady Fidelin, Nusch y Paul Éluard y Roland Penrose, dos años antes del estallido de la guerra.
Kuras se centra principalmente en la transformación de Miller, de belleza indiscutible y temperamento fuerte, en una corresponsal de guerra y la presenta como una artista sensible y comprometida sobre todo con contar la verdad en uno de los momentos más oscuros de la historia de la humanidad.
«Lee estaba realmente decidida a decir la verdad. Por eso el hecho de que sus fotografías no fueran publicadas y la gente no viera lo que estaba pasando fue devastador para ella y contribuyó a su trastorno de estrés postraumático», relata.
La cineasta trajo a la vida algunas de las fotografías más famosas de la artista, como la de las mujeres con máscaras de fuego, o la de los cirujanos de la guerra.
Pero la que más le impactó recrear, fue la del suicidio en 1945 de Regina Lisso, la hija del político nacionalsocialista Kurt Lisso, en su intento de evitar ser capturada por los soldados estadounidenses.
«No es muy común el poder crear el mundo de una fotografía. Y lo que realmente me encantó de eso fue ir a la oficina del Bürgermeister y ser capaz de recrear el espíritu de esa habitación y con la gente en el espíritu de la verdad», cuenta.
También recreó la icónica fotografía en la que Miller está tomando un baño en la tina de Adolf Hitler. La captura, que con el tiempo se convirtió en el símbolo del final de la guerra, fue hecha por su amigo, el fotógrafo de la revista Life David Scherman, el mismo día en que el dictador alemán terminó con su vida.
Kuras cree que revisitar a una artista como Miller en tiempos como los de ahora, en los que los periodistas son silenciados y asesinados en conflictos como los de Palestina, ayuda a reflexionar el camino de la humanidad.
«Creo que hoy en día tenemos que mirar eso y ver que nosotros también estamos en la cúspide de la agitación política y en un mundo en el que las figuras autoritarias están tratando de tomar el control. ¿Qué ocurre cuando no hay nadie para atestiguar? Tenemos que tomar nota», sentencia.
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