“En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto. A la vista de ellos su aspecto cambió completamente. Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» En realidad, no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» Y de pronto, mirando a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos. Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros qué querría decir eso de «resucitar de entre los muertos».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Gertrudis Comensoli. Esta Santa nació en Bienno, Val Camonica, Brescia, Italia, el 18 de enero de 1847. La pasión por la Eucaristía fue el germen que caracterizó su vida, y que le dio fuerza para llevar a cabo la fundación del Instituto de las Hermanas del Santísimo Sacramento (Sacramentinas), y que puso en marcha en medio de numerosos contratiempos. Murió el 18 de febrero de 1903. Juan Pablo II la beatificó el 1 de octubre de 1989. Fue canonizada el 26 de abril de 2009 por Benedicto XVI.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 9, versos del 2 al 13. En el que se narra escena de la Transfiguración de JESÚS. Evento que, de acuerdo a la opinión de los expertos bíblicos, es una de las más importantes del Nuevo Testamento, y aunque no es la cumbre, si es el Resumen de toda la Revelación. Allí se destaca la presencia de Moisés y Elías, los portavoces de la Ley y los Profetas, es decir de todo el Antiguo Testamento, presentando al Verbo Hecho Carne, a los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan, los amigos más íntimos de JESÚS, que serán responsables de la predicación del Evangelio a todo el mundo.
Estos tres Apóstoles, llamados a ser los pilares de la Iglesia, son testigos de este agradable intermedio al ver la manifestación Divina de JESÚS, el estado definitivo del Hijo del hombre. Pedro se atreve a proponer un plan suyo demasiado humano, para prolongar aquel momento de felicidad inefable, pero “no sabía lo que decía”. El mensaje definitivo llega de arriba, con la Voz Proveniente de la nube, identificando a JESÚS, Revelando Su Personalidad, e invitando a la escucha atenta, incluso cuando se hable del duro camino de la Cruz.
Al confrontarnos con el texto, podemos preguntarnos: ¿qué significado puede tener Moisés y Elías, junto a JESÚS, en la cima de una montaña? ¿La vestidura y el rostro resplandecientes? Y al mismo tiempo respondernos así: la Elevación es símbolo de encuentro con la Trascendencia. Moisés y Elías son los únicos profetas que recibieron Revelaciones en la montaña de Parte de DIOS, su presencia junto a JESÚS, significa precisamente la centralidad de la Buena Noticia que es el Reino de DIOS, en el Mensaje Legal de Moisés y en el Mensaje Profético de Elías. El Vestido Blanco indica el Resplandor de la Gloria Divina y el Rostro Relumbrante recuerda la apariencia de Moisés al descender del monte con las tablas de la Ley, Signo inequívoco de que había estado en la Presencia de DIOS.
Con estas clarificaciones podemos concluir que el Evangelio que nos ha Traído JESÚS es la Revelación de la Voluntad de DIOS, que siempre actúa en la vida de su pueblo, y de manera particular en la vida de las personas, como Su Salvador. Y por eso es que hoy quiere dejarnos dos lecciones muy actuales y perennes: en primer lugar, que debemos hacer una lectura de la Sagrada Escritura, desde una óptica Cristo-céntrica, para poder comprender el sentido de la Ley que DIOS le dio al pueblo de Israel y porque DIOS habló a través de los Profetas, para hacerle saber a su pueblo que nunca iban a estar solos, tal y como se las explicó JESÚS a los discípulos de Emaús.
Y en segundo lugar la urgencia de dejarse Transfigurar por la Presencia de JESÚS, en nuestras vidas personales y comunitarias, pero no para quedarnos encasillados en una de las tres chozas que propone Pedro, sino más bien, para ir al encuentro de la difícil realidad que es la de vivir en un mundo lleno de contradicciones, de problemas, de antivalores. De allí la necesidad de dejarnos iluminar por la Luz de Su Espíritu, para Transformar el odio en Amor y la desesperanza en optimismo decidido, que nos permita vivir Su Gracia en cada momento de nuestras vidas, por muy adverso que nos parezca.
Señor JESÚS, Danos el discernimiento necesario para dejarnos guiar por Tu Luz y poder transitar junto a Ti el silencio de la muerte y el abismo de las dificultades, y desde allí Transfigurarnos Contigo para experimentar el Esplendor de Tu Gloria.
Amén
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