Un «salario» de 10.000 pesos (60 dólares) por dormir una hora de siesta en el escaparate de una tienda: esta fue la propuesta de «Calm», una empresa emergente («startup») argentina de venta de colchones que celebró su tercer aniversario con esta curiosa campaña publicitaria.
Esta oferta laboral se hizo viral a principios de noviembre por sus particulares requisitos: ser mayor de edad, contar con un mínimo de cinco años de experiencia en «dormir la siesta», gozar de la capacidad de dormir en cualquier lugar y ante cualquier ruido y, sobre todo, «no tener vergüenza de babear frente a otras personas».
«Calm»: Campaña publicitaria ingeniosa
Más de 15.000 personas presentaron sus credenciales para participar en esta iniciativa, pero solo dos fueron seleccionadas por el exigente grupo de reclutadores, según explicaron a EFE Matías Burstein y Patricio Fiasche, fundadores de la «startup».
«Lo tomamos como uno de los tantos procesos de selección que tenemos en la compañía. Esta fue una búsqueda más, donde intervino el equipo interno de recursos humanos, los mánagers…», aseguró Burstein, para agregar que, además de dormir, los participantes tenían que brindar un breve análisis de los productos y compartir su experiencia en redes sociales.
Antes de perderse durante una hora entre las sábanas, los afortunados Kevin Raud, de 27 años, y Chiara Torruella, de 19 años, firmaron un contrato con la empresa, que les ofreció un amplio abanico de almohadas y les otorgó un Apple Watch para registrar su descanso.
Enfundados en sus pijamas, con las zapatillas de estar por casa y los antifaces a juego, Raud y Torruella tardaron apenas unos minutos en quedarse dormidos, aunque con estrategias «siesteras» muy diferentes: él, boca arriba y abrazando fuerte su almohada; ella, parcialmente boca abajo y con la rodilla derecha flexionada.
Iniciativa de la campaña
Esta iniciativa tenía el objetivo de «despertar una industria dormida», como es la comercialización de colchones, reconocieron los creadores de «Calm», para quienes la campaña supuso todo un «éxito».
«Pensamos cómo tener esas fuentes de información (sobre la calidad de los productos) y llegar a esas personas, y bueno, a quién no le gustaría que le paguen por dormir una siesta», concluyó Fiasche, cuyo pago de 10.000 pesos equivale, hoy por hoy, al 17 % del salario mínimo de Argentina (57.900 pesos o 356 dólares).
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