Madrid, España.  Seis años después, Enrique Iglesias ha vuelto a su ciudad natal como si de un hijo pródigo se tratara, y lo ha hecho con un WiZink Center lleno y entregado durante un concierto de poco más de hora y media y con grandes efectos sonoros, en el que el madrileño ha repasado algunos de sus éxitos más conocidos.

De negro y con su inseparable gorra, el hijo de Julio Iglesias ha arrancado el concierto con «Move to Miami», con brazos abiertos en claro gesto de agradecimiento, seguido de «I’m a Freak» también acompañado por esos sellos tan personales como acercar la mano a la oreja y agarrar el micrófono con ambas manos.

«I Like How It Feels», acompañado por llamas de fuego que han calentado más aún el ambiente de fiesta, el cantante (Madrid, 1975) ha empezado a moverse por una pasarela que se ha convertido en su lugar de recreo, ese donde los cantantes pueden sentir más de cerca a su público, al que no ha parado de agradecer su presencia.

La cuarta canción en hacer bailar y encender las pantallas de los móviles ha sido «Heartbeat», tema en el que el cantante, que hasta ese momento no se ha dirigido a sus seguidores, ha pedido que se levantaran «las manos al cielo».

Y a la quinta han llegado los ritmos latinos con la primera canción en castellano, «Duele el corazón», un tema con el que el público se ha lanzado a hacerle los coros con un «si te vas, yo también me voy» y una ovación de altos decibelios que Iglesias no ha dudado en mantener antes de finalizar el tema a capella y desaparecer del escenario para dar paso al sonido flamenco del cajón fusionado con más ritmos latinos.

Así ha vuelto a retumbar el WiZink Center con el esperado «Bailamos», que ha sonado más rítmico y aflamencado a golpe de los tambores que el propio Iglesias no ha dudado en tocar antes de bajar de la pasarela junto a toda la banda -compuesta por ocho músicos- y subirse a un pequeño escenario situado en el medio de la pista.

Un lugar en el que Iglesias ha sido el objetivo de los lanzamientos de ropa interior de sus más atrevidas seguidoras.

Y se ha trasladado ahí para susurrar en formato acústico junto a Celia, una de sus cantantes, «Loco», y ofrecer sus primeras palabras: «Buenas noches Madrid, mil gracias por estar aquí esta noche».

Temas que han bailado gran parte de su familia, porque a esta esperada cita madrileña y como ya anunció su hermana Tamara Falcó esta semana en sus redes sociales, han acudido también su madre, Isabel Preysler, así como sus hermanas Victoria y Cristina Iglesias, y Ana Boyer y su marido el tenista Fernando Verdasco.

Y ha llegado, después de una hora de concierto, «Súbeme la radio» y el público, ahora sí más empeñado en grabar que en bailar, ha recibido entre gritos este tema de 2017 convertido en un buque insignia de su discografía.

Al igual que «Hero», donde ha dejado su micrófono para dar protagonismo al público, que se ha encargado de cantar casi entera la versión en español de esta canción que se ha iluminado, a petición de Iglesias, por las pantallas de los móviles.

Momento en el que, ante la sorpresa de todos, ha subido al escenario a Patricia, una seguidora italiana de mediana edad que se ha encargado de no soltarlo, hasta el punto de manosearle el trasero y plantarle un beso en los labios.

Con «El Perdón» y «Bailando» el concierto ha llegado a su punto más alto y cuando ya se había despedido ha vuelto a aparecer para interpretar, bajo un cielo en el que caían grandes globos blancos, «I like it».

Así, y con una camiseta de la selección española que le ha tirado una seguidora con su nombre grabado en la espalda, le ha dicho adiós a su ciudad de origen en la que no actuaba desde 2014.

EFE

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