En su penúltimo día como jugador profesional, Miguel Cabrera siguió recibiendo innumerables reconocimientos por parte de la organización de los Tigres, que además celebró de la manera que más disfruta el venezolano, superando a los Guardianes 8-0 el sábado.
El miembro del Salón de la Fama Alan Trammell, que actualmente funge como asistente especial a la gerencia general de los Tigres, inauguró una ceremonia previa al encuentro que incluyó unas palabras del venezolano Eduardo Rodríguez y los lanzamientos iniciales de los padres de Cabrera, Gregoria Torres y Miguel Cabrera Sr.
Sin embargo, entre tantas figuras asistentes a dicha ceremonia, hubo una que produjo una reacción sólo comparable a la de la presentación del propio Cabrera. Cuando Jim Leyland fue anunciado por la voz interna del estadio, los 40,224 aficionados presentes en el Comerica Park explotaron de alegría.
En esa expresión de reconocimiento, los seguidores de los Tigres recordaron los buenos momentos de cuando Leyland estaba al mando de su equipo. Durante ese período, comprendido entre el 2016 y 2013, el club conquistó dos banderines de la Liga Americana y ganó 700 encuentros a lo largo de esos ocho años, que también coincidieron con las mejores temporadas de Cabrera.
“Creo que no hay ninguna duda, él va a quedar como uno de los mejores jugadores ofensivos en la historia del béisbol”, expresó Leyland, quien se retiró en el 2013 con 1,769 victorias de por vida como manager en Grandes Ligas. “Eso resume muy bien [su carrera]. Mostró una fuerza hacia su banda contraria que yo nunca había visto”.
Fue bajo las órdenes de Leyland que el venezolano conquistó la Triple Corona del 2012, ganó dos premios de Jugador Más Valioso de la L.A. y bateó .328/.410/.582 con OPS de .992 (OPS+ de 161) con 287 cuadrangulares y 1,536 imparables.
“Su temporada del 2012 es la mejor temporada que yo haya visto en el béisbol. Amo a Miggy, tenemos una gran relación. Le deseo lo mejor”, comentó el 18vo timonel con más triunfos en la historia de las Mayores.
Apenas ingresó Cabrera al terreno, una de las primeras cosas que hizo el cañonero fue abrazar a su antiguo manager, en un claro ejemplo que la relación de ambos traspasa las líneas del terreno.
“Como persona, sencillamente es un hombre divertido”, mencionó Leyland. “Disfruta mucho jugando pelota. No te voy a mentir, me sorprendió un poco la primera vez que lo vi. Cuando llegó a Detroit me sorprendió lo simple de su swing, y cuán lejos llevaba la bola. Hacía swing como un chico pequeño, pero las bateaba como un muchacho grande. Me sorprendió el poco esfuerzo que ejercía en su swing”.
Con eso en mente, Leyland no se ve sorprendido por el cariño que está recibiendo Cabrera durante los últimos días de su carrera, en especial por parte de los aficionados venezolanos, que han abarrotado al Comerica Park con banderas y pancartas del país.
“La gente de Venezuela sabe que tienen a uno de los mejores jugadores de béisbol en la historia”, dijo Leyland. “Miguel los aprecia también. Su país lo ama y él los ama también”.
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