Estambul.- Turquía conmemoró este jueves el quinto aniversario del intento del golpe de Estado de 2016, en un acto en el que el presidente, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, prometió seguir luchando contra los «terroristas» que intentaron derrocar su gobierno hace un lustro.

«Seguiremos a los FETÖ hasta que su último miembro sea neutralizado», declaró el mandatario, usando un término habitual del Ejército para definir bajas enemigas, sin especificar si son muertos, heridos o prisioneros.

FETÖ es como denomina el gobierno a la cofradía del clérigo islamista exiliado en Pensilvania Fethullah Gülen, a quien Ankara responsabiliza de la asonada golpista.

Erdogan habló hoy al pie del Parlamento de Turquía, en Ankara, el primer lugar que fue bombardeado por una facción del Ejército que la noche del 15 de julio se alzó para derrocar el gobierno.

El mandatario turco pidió entonces a la población que saliera a las calles a defenderlo y una muchedumbre se enfrentó a los golpistas, en una noche que se saldó con 251 civiles muertos y más de 2.000 heridos.

Todas las televisiones del país mostraron hoy imágenes de aquella noche, de seguidores de Erdogan enfrentándose a los tanques, aviones disparando a civiles y bombardeando edificios del gobierno.

MILES DE AFECTADOS POR LA PURGA

Gülen fue un fiel aliado del partido de Erdogan, el islamista AKP, que gobierna de 2002, hasta que ambos se enfrentaron en una lucha de poder en 2013.

Durante décadas, la cofradía gülenista fue colocando a sus adeptos en altos cargos de la administración pública, la Policía, la Judicatura y también el Ejército.

Tras la asonada, el gobierno inició una purga masiva contra supuestos seguidores de la cofradía, que se saldó con más de 300.000 detenidos y el despido de 125.000 funcionarios del Estado, incluyendo militares, jueces, profesores y policías.

Cerca de tres mil personas, en su mayoría miembros del Ejército, han sido condenados a cadena perpetua y otras 4.000 a penas menores.

Partidos opositores y organizaciones en la defensa de los derechos humanos han denunciado que esta purga no solo ha afectado a supuestos seguidores de la cofradía, también a perjudicado a opositores al gobierno, miembros de partidos de izquierda y kurdos.

Tras las quejas de la sociedad civil el gobierno turco creó una comisión para revisar los casos de funcionarios suspendidos bajo investigación de vínculos golpistas.

A día de hoy solo el 7 % ha recuperado su trabajo, mientras que cerca de 80.000 personas siguen sin poder acceder a una plaza pública, con el pasaporte cancelado y con el estigma social de ser tachado de golpista por las autoridades.

LA AMENAZA GÜLENISTA

Cinco años después del golpe el gobierno sigue considerando a la cofradía de Gülen como una amenaza para la seguridad nacional.

Esta semana introdujo un proyecto de ley para poder prolongar por tres años más el régimen excepcional vigente, que vence a finales de mes, y que permite al presidente turco el despido de funcionarios mediante decreto.

La enmienda fue aprobada el lunes en una comisión de esa cámara y se espera que sea aprobada en breve en el Parlamento.

 

EFE

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