En la U.E.N. Simón Rodríguez, ubicada en San Félix, se enfrentan a una serie de desafíos que han llevado la situación a un punto crítico.
Con tres salones clausurados por Protección Civil y la biblioteca inutilizable debido a filtraciones que han afectado seriamente tanto las placas como las paredes, la infraestructura de la institución presenta un estado preocupante.
Padres y representantes realizan contribuciones
Génesis Velásquez, representante de la escuela, comentó que el suministro del Programa de Alimentación Escolar ha sido irregular y deficitario, limitándose a la entrega parcial de harina, mientras que el arroz llega de manera intermitente.
«Ante esta carencia, nosotros como representantes nos hemos asumido la responsabilidad de complementar estas raciones, aportando un huevo por representado para enriquecer las comidas, y una taza de leche para la preparación de chicha de arroz», precisó.
Además, recalcó que las mejoras realizadas en la institución han sido posibles únicamente gracias a las contribuciones de ellos como representantes.
Manifestó que «tanto el gobierno estatal como el nacional parecen haber relegado por completo a la escuela».
Este llamado desesperado busca que las autoridades competentes se acerquen a la institución, observen su estado de deterioro y emprendan acciones concretas para su restauración.
Mejoras urgentes para la escuela Simón Rodríguez
La esperanza inicial se depositó en el programa de las Brigadas Comunitarias Militares de Educación y Salud (Bricomiles) para la restauración y mejoras de la escuela.
Sin embargo, la representante detalló que, a pesar de que la institución fue seleccionada para participar en el mismo, no han recibido ningún apoyo concreto.
«Las gestiones ante diversas instancias gubernamentales han resultado infructuosas, con respuestas que evaden la responsabilidad y señalan la falta de recursos como justificación», declaró Velásquez.
1200 alumnos
La gravedad de la situación se magnifica al considerar que la escuela atiende a 1200 alumnos, desde la etapa inicial hasta cuarto año de bachillerato.
El riesgo de colapso de la infraestructura pone en peligro directo a estos estudiantes, cuyas edades oscilan entre los 3 y los 16 años.
«Levanto mi voz para hacer un llamado no solo a las autoridades locales y regionales, sino también a la máxima instancia del país, al presidente de la República, solicitando una pronta intervención ante la crítica situación que enfrenta la institución», puntualizó.
La comunidad educativa clama por ayuda, no solo para subsistir, sino para brindar a sus estudiantes un entorno educativo seguro y digno.
«Los niños merecen desarrollarse plenamente, lejos del peligro y la precariedad que actualmente los amenaza», concluyó.
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