Una integrante de la comparsa Unidos de Padre Miguel desfila este domingo, en la primera noche de desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial en el sambódromo Marquês de Sapucaí de Río de Janeiro (Brasil). EFE/ André Coelho

Los cuatro gremios que se presentaron este domingo en el primer día de los majestuosos desfiles de las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro destacaron la herencia africana en Brasil, país en el que el 55 % de la población es afrodescendiente, pero en el que los negros sufren históricas desigualdades.

Las asociaciones artísticas, integradas por hasta 5.000 músicos y bailarines debidamente disfrazados, aprovecharon sus desfiles para denunciar el racismo, la desigualdad y la discriminación que sufre la población afrobrasileña, especialmente los practicantes de religiones de matriz africana como candomblé y ubanda.

La temática recibió el espaldarazo del Gobierno del progresista Luiz Inácio Lula da Silva, que se hizo presente en los desfiles por rmedio de sus ministras de Igualdad Racial, Anielle Franco; Derechos Humanos, Macae Evaristo; Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara; y Mujeres, Cida Gonçalves.

El tono de denuncia ante los 75.000 espectadores en el Sambódromo comenzó cuando Unidos de Padre Miguel, la primera escuela en desfilar, relató la historia de la ‘mae de santo’ (sacerdotisa) traída como esclava al país y que fundó el primer templo de candomblé en Brasil hace 200 años.

Enseguida Imperatriz Leopoldinense escenificó en los 700 metros de extensión del Sambódromo el relato mitológico del accidentado viaje de Oxalá al reino de Oyó para visitar al rey Xangô, considerado como uno de los principales orixás (divinidades) de las religiones afrobrasileñas.

Integrantes de la comparsa Unidos de Padre Miguel desfilan este domingo, en la primera noche de desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial en el sambódromo Marquês de Sapucaí de Río de Janeiro (Brasil). EFE/ André Coelho

Malunguinho

Viradouro, la escuela campeona del carnaval el año pasado y que intenta su primer bicampeonato, desarrolló un desfile en homenaje a Malunguinho, el líder, fundador y héroe de un conocido ‘Quilombo’, como eran conocidos las comunidades aisladas en las que se escondían y se establecían los esclavos prófugos.

Las hazañas en el siglo XIX del perseguido fundador del Quilombo do Catucá, en el estado de Pernambuco (nordeste), lo convirtieron en una figura reverenciada por los practicantes de la Jurema Sagrada, un culto espiritual afro-indígena que evidencia el sincretismo religioso de Brasil y el mestizaje zambo.

El primer día de desfiles, ya en la madrugada del lunes, terminó con la presentación de Mangueira, la escuela de samba más popular de Brasil y que exaltó la herencia del pueblo banto en Río de Janeiro.

Los banto fueron la gran mayoría entre los cerca de un millón de esclavos africanos desembarcados en el Cais do Valongo, el antiguo puerto de Río de Janeiro, ubicado en una región conocida hoy como Pequeña África y que fue declarada como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco.

«Soy la voz del gueto, dueña de multitudes, matriarca de las pasiones, Mangueira. Soy del pueblo banto que floreció en las callejuelas. Orgullo de proceder de la favela», corearon repetidamente los cerca de 3.000 integrantes que Mangueira llevó al Sambódromo.

Un integrante de la comparsa Unidos de Padre Miguel desfila este domingo, en la primera noche de desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial en el sambódromo Marquês de Sapucaí de Río de Janeiro (Brasil). EFE/ André Coelho

Criticada y censurada

En su letra, la escuela nacida en la favela del mismo nombre denunció que su voz siempre fue criticada y censurada por la burguesía, pero que eso no le impidió que la cultura banto «tomara de asalto» la ciudad y generara modas que hoy son imitadas por todos.

Los tronos de los orixás, los navíos negreros, los guerreros africanos y los animales emblemáticos del continente destacaron en las carrozas alegóricas en el primer día de desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial, la principal atracción del Carnaval de Río y considerado como mayor espectáculo del mundo al aire libre.

Pese a que Mangueira fue la escuela más aplaudida por el público, la que más destacó en la primera noche fue Viradouro, que exhibió lujosas carrozas con varios elementos cinéticos, algunas de las cuales con fuentes arrojando agua, y una ‘comisión de frente’ cuyos sombreros volaban con la ayuda de drones, con integrantes que bailaban en una carroza equipada con varios lanzallamas.

Y en medio de la alegría, el público en el Sambódromo también vibró, a los gritos, cuando los altavoces anunciaron, tras el desfile de Imperatriz Leopodinense, que la película ‘Ainda estou aqui’ había recibido el premio Oscar al mejor largometraje internacional, con lo que Brasil obtuvo por primera vez el anhelado galardón. 

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