Barcelona.- Las altas temperaturas y las lluvias abundantes de esta primavera amenazan con un verano de proliferación de mosquitos, mosca negra, cucarachas y roedores en España, donde, sin embargo, el parón del turismo por la pandemia de la COVID-19 reducirá la presencia de chinches, prevé la Asociación de Empresas de Desinfección y Control de Plagas de la región de Cataluña (ADEPAP).
«La globalización, el transporte de mercancías y los viajes de las personas habían hecho que (los chinches) proliferen de nuevo», según explicó el presidente de la ADEPAP, Quim Sendra, con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Control de Plagas
En la mayoría de casos, los chinches llegan a las casas transportados en la propia ropa o las maletas de viaje.
«A raíz de la crisis mundial provocada por la pandemia del COVID-19, se han reducido drásticamente los viajes y esto hará que este verano esta plaga tenga mucha menos incidencia en el ámbito particular», auguró.
Tampoco hay ninguna evidencia científica, aseguró, de que las picaduras de los mosquitos sean vectores transmisores del virus SARS-CoV-2, al contrario de lo que ocurre con otras enfermedades como el dengue, el zika y el chikunguña.
Las empresas del sector han visto cómo, con la pandemia, ha aumentado de manera exponencial su carga de trabajo de desinfecció en España, donde a finales de verano también se prevé que aumenten los nidos de avispa asiática, un depredador que ataca a la abeja de la miel y que crece año a año en el país europeo.
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