Madrid, España. En plena crisis y con sequía de grandes estrenos en los cines por la pandemia, Pedro Almodóvar estrena hoy en 111 salas españolas su primer corto en inglés, «La voz humana», una película protagonizada por Tilda Swinton que, sin quererlo, dice a Efe, se convirtió en «una metáfora del confinamiento».
Para el director español, los meses de encierro fueron fructíferos desde un punto de vista creativo -escribió un nuevo largometraje, «Madres paralelas», que empezará a rodar en febrero con Penélope Cruz- pero a la vez se confiesa aterrado por lo que ve a su alrededor.
«No se ve luz al final del túnel, no estamos viendo soluciones y en parte se debe a los enfrentamientos políticos», afirma en una entrevista con Efe. «La bronca partidista es lo peor que nos puede suceder en una situación así, es tan grave como la propia enfermedad, necesitamos soluciones».
Con 30 minutos de duración, «La voz humana» se inspira libremente en el mismo monólogo de Cocteau que estuvo en el origen de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» y en «La ley del deseo», un texto que alude a uno de sus temas favoritos, la mujer abandonada y al borde del abismo, pero bajo una nueva luz.
PREGUNTA.- La idea del confinamiento está muy presente en «La voz humana», ¿lo escribió durante el encierro?
RESPUESTA.- No, pero ha resultado ser una metáfora del confinamiento, con un personaje aislado y doblemente amurallado. Ha sido casual pero es muy pertinente, me gusta mucho que la realidad se cuele en lo que hago sin que yo la convoque.
En febrero estábamos ya ensayando y construyendo el decorado cuando llegó el confinamiento. Lo retomamos a mitad de junio, con la pandemia, yo con mascarilla todo el tiempo, con controles diarios… Tenemos que adaptarnos a esta nueva situación, no paralizarnos y continuar trabajando, los que podamos, porque desgraciadamente mucha gente no puede.
P.- En este corto se ve la trastienda del cine, muestra la nave industrial en la que rodaron, ¿dónde se filmó?
R.- Es Cobo Calleja, entre Parla y Leganés (Madrid), un polígono industrial ocupado por los chinos, esta es la única nave que alquilan para rodar, lo demás es «Chinatown», una zona donde se abastecen los comercios chinos al por mayor, es un sitio muy especial.
P.- ¿Contaba con que la película se estrenara en cines?
R.- Soñaba con que se viera en cines pero era consciente de la dificultad, es una película muy libre en todos los sentidos, era un experimento para mi. Quería tomar decisiones del modo más libre posible aunque eso significara que a lo mejor no había lugar en el mercado para la película.
P.- ¿Qué opina sobre la política de las ‘majors’ estadounidenses que están aplazando los grandes estrenos?
R.- Están haciendo mucho mal al cine, para la exhibición está siendo un golpe brutal, están siendo muy poco solidarios con el mercado, los cinéfilos y los espectadores de cine en general.
El mundo de las plataformas ya estaba quitando espectadores al cine antes de la pandemia; ahora se ha precipitado y las salas están viviendo su peor momento, muchas van a tener que cerrar, es una tragedia.
P.- ¿Qué tiene ese texto de Cocteau para ser una inspiración recurrente en su trayectoria?
R.- Me interesa mucho la situación de una mujer abandonada y frente al abismo, es un estado de nervios muy particular, un carrusel emocional. Una mujer en ese estado mental hace cosas que no haría una mujer tranquila. Y me interesa más la mujer que el hombre, porque aunque sufrimos igual y somos igual de humanos, nuestro modo de reaccionar es menos espectacular, los tíos somos más aburridos.
P.- También habla de nuevo de la ley del deseo, otro tema recurrente.
R.- Eso no estaba en el texto de Cocteau, cuando ella habla del precio de la ley del deseo que está dispuesta a pagar. Lo más perturbador es que es un deseo vivo y la única alternativa es cortar, es como cortar un miembro, es doloroso pero a veces no hay otra posibilidad.
P.- Su final es más luminoso que el de Cocteau, empodera a la protagonista.
R.- Esta mujer es más activa, no tan sumisa. Quería que, a pesar de estar pasándolo tan mal, tuviera cierto control, cierta autonomía moral. El monólogo se convierte en un acto de venganza y empoderamiento y ella abre una puerta, aunque sea a Cabo Calleja, el lugar mas feo del universo, deja atrás la turbulencia y la oscuridad y empieza una nueva vida con su perro.
P.- Habla de un experimento a nivel creativo pero también dirige por primera vez en inglés.
R.- Quería ver cómo se me daba, no me habría atrevido en una película más larga, y el resultado ha sido positivo, le he perdido mucho miedo a la idea de rodar en inglés. También porque el español es muy caliente y corrosivo, y en inglés hay cierta distancia con el personaje y la situación que me gustaba para un texto tan flamígero.
P.- ¿Cómo fue rodar con Tilda Swinton?
R.- La presencia de Tilda ha sido una bendición, ella ha hecho cosas muy diferentes, es una actriz muy versátil y pocas veces se manifiesta como es ella… Siempre es un misterio cuando llamas a alguien, pero el flechazo fue inmediato y gran parte de que funcione el corto se debe a la fe ciega de ella en mí, eso a un director le da muchas alas.
P.- ¿Qué ocurrió con su proyecto de película basada en los relatos de Lucía Berlín?
R.- Lo he dejado de lado, tengo un primer borrador pero tengo que localizar fuera de España, y no están los tiempos para ponerte a viajar. Quería hacer algo mas inmediato, durante el confinamiento he escrito un guion («Madres paralelas») y me ha salido para hacer en Madrid con Penélope Cruz.
P.- ¿Ya tiene al resto del reparto? ¿Cuándo tiene previsto rodar?
R.- Lo estoy buscando aún, estamos preparando para poder empezar en febrero.
P.- ¿Cómo vive personalmente esta situación con la pandemia? Y como ciudadano, ¿qué opina del nivel de enfrentamiento político?
R.- He trabajado más que nunca, ha sido un periodo muy fértil. Eso no quiere decir que sea insensible a lo que veo a mi alrededor, es terrorífica la época que estamos viviendo, de mucho dolor.
Y lo peor que es que no se ve luz al final del túnel, no estamos viendo soluciones y en parte se debe a los enfrentamientos políticos. La bronca partidista es lo peor que nos puede suceder en una situación así, es tan grave como la propia enfermedad, necesitamos soluciones.
El director de cine español Pedro Almodóvar y la actriz británica Tilda Swinton durante el estreno de ‘The Human Voice’ (La voz humana) en la 77 edición del Festival de Cine de Venecia.
EFE noticias
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