Esto que hoy viene a mi memoria es parte de lo que yo viví y pude palpar, para esa época con 17 años, viviendo en Maracaibo y no sabía nada de lo que era política, solo estudiar y trabajar para ayudar en la economía del hogar de mi madre. No había teléfonos (menos celulares) no existía televisión (solo un pequeño radio), no había Internet (solo Correos de Venezuela y Telégrafos de Venezuela) y la distancia entre la capital y Maracaibo era, de seis  o siete horas entre Caracas y Barquisimeto, lugar donde el conductor del autobús (Línea ARC) pernotaba y continuaba su trayecto al día siguiente y otras interminables horas de carretera, para llegar a Palmarejo y embarcar en el Ferry Boats (no había puente sobre el lago).

Todo este traba lengua, para solo decir que la caída de Pérez Jiménez se supo en Maracaibo a las 10 de la mañana, día jueves, momento cuando se desarrollaba un juego de béisbol en el Estadio Olímpico (hoy Luis Aparicio) “El Grande” donde por cierto ganó mi equipo Pastora en contra de Gavilanes.

LAS REGLAS Y EL PROGRAMA

El 23 de enero del año 1958 caía la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, se reiniciaba así el intento de dar a Venezuela un régimen democrático. Es decir y para dar una definición “mínima” de él, un régimen en el cual los gobernantes fuesen designados mediante elecciones libres, en las cuales compitieron partidos y candidatos de diferentes ideologías y con diferentes programas de gobierno.

Tal tipo de régimen político había sido ensayado ya en 1.947, resultando ese primer experimento en el corto gobierno de Don Rómulo Gallegos, había sido elegido en 1.947, inició sus funciones de gobierno en febrero  de 1.948 y fue derrocado apenas diez meses más tarde, por el golpe militar del 24 de noviembre de 1.948.

No fueron pues felices los resultados de aquel primer ensayo. Los partidos y políticos de entonces se iniciaban en las lides de la vida política democrática. Acción Democrática tenía siete años de haber sido fundada, Copey, Unión Republicana Democrática, URD, apenas uno. Los dirigentes de unos y otros venían de la lucha política a estrenar un furor ideológico que hasta entonces se había debido conformar con luchas estudiantiles y municipales, cuando no represarse en la clandestinidad, pero que ahora tenía como escenario el mismísimo gobierno y Congreso nacional.

Hicieron gala esos partidos y sus dirigentes, cada cual a su manera de una inexperiencia, de un sectarismo, de un dogmatismo y de una pugnacidad que condujeron a un cima social y político que los dirigentes militares consideraron como insostenible. Por ello decidieron dar el golpe del 24 de noviembre. Al cual siguieron casi diez años de gobierno militar, que finalizaron el 23 de enero de 1.958.

LAS LECCIONES DE TRIENIO

Cuando en 1.958, resurgen a la vida pública los partidos ACCION DEMOCRATICA A.D, COPEI, URD, el Partido Comunista, y regresan al país sus dirigentes políticos, han aprendido la lección de aquellos años. Eran los mismos políticos cuyos enfrentamientos y extremismos habían provocado el derrocamiento de Gallegos, con su secuela de 10 años de dictadura militar, y de exilio, persecución y clandestinidad para los partidos y sus dirigentes.

Venían ahora decididos  a que esto no volviera a suceder. Esa era la principal de las <lecciones del trienio> como se ha llamado aludiendo a los tres años que trascurrieron desde la ciada de Medina Angarita, en octubre de 1.945, hasta la de Gallegos, en Noviembre de 1.948.

Además de esas lecciones, esos líderes traían en sus maletas unas ideas bastante claras de cuales debían de ser las principales de acción de los gobiernos democráticos en cuanto a políticas económicas y sociales se refiere.

(primera parte, continuaremos)

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