En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo.
La mujer se siente afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor. Pero después que ha nacido la criatura, se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen: ¡un ser humano ha venido al mundo!.
Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo. Cuando llegue ese día ya no tendrán que preguntarme nada»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a Santa María Bernarda Bütler. Fundadora de las Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, nació en Suiza y murió en Cartagena de Indias, en Colombia, el 19 de mayo de 1924. Fue beatificada el 29 de octubre de 1995 por S.S. Juan Pablo II y Canonizada el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.
En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 18,9-18; Sal 46 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Juan, capítulo 16, del verso 20 al verso 23. En el que JESÚS les anuncia a sus discípulos que están llamados a dar a luz un mundo nuevo, basado en el amor y guiado por el Espíritu Santo.
Es como el parto de una mujer que, produce inicialmente un sufrimiento, pero acaba en una alegría inmensa. Este momento está cercano, casi a la mano. Y deben de tener el valor para enfrentar todas las dificultades que se presenten, porque JESÚS está con ellos como el Padre ha estado siempre con JESÚS.
Es que en esta lectura continuada del capítulo 16, tienen dos temas que se vienen resaltando, por un lado, está la tristeza de los discípulos por la partida del Maestro y por el otro, una argumentación constante de JESÚS, para hacerles entender lo necesario de Su Partida.
Por eso es que, JESÚS se empeña en decirles que Su Muerte no es un fin, sino el Principio de la instauración de Su Reino en el mundo, y que cuando lleguen a comprenderlo su tristeza se convertirá en gozo. De allí lo pertinente del ejemplo de la parturienta, y está triste porque al momento de dar a luz, sufrirá unos dolores terribles, pero una vez que ve a su hijo nacido, su alegría es enorme y se olvida de todo lo que tuvo que sufrir para tenerlo.
Con este ejemplo JESÚS se está refiriendo al dolor de Su Propia Muerte, que producirá tristeza y desasosiego en sus seguidores, pero esa tristeza no será ni duradera, ni por un largo tiempo, puesto que, así como el hijo recién nacido produce el gozo de la recién parida. También la Resurrección de JESÚS, producirá un gozo a sus discípulos de todos los tiempos, y este gozo traerá como fruto a la Nueva Humanidad.
Y es que, la configuración con la Muerte y la Resurrección de JESÚS, son las etapas necesarias para que todos los discípulos podamos asumir el Nacimiento del Hombre Nuevo, lo que nos hace recordar lo que ya antes había dicho JESÚS: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). Ya que el día que logremos entender de manera cabal esta expresión, entonces, «ya no habrá más preguntas» (Jn 16,23), tal como lo afirma este texto.
Al confrontarnos con el texto, y ver lo que nos dice el Maestro de que es necesario soportar la tristeza, para poder experimentar el gozo, me hace recordar una expresión de mi abuelo paterno que al ver su esposa muy entusiasmada le dijo: «Rosa ten cuidado que mucha alegría trae tristeza».
Por lo que, al cotejar ambas enseñanzas, me permite inferir que los estados de ánimo, como la vida misma, están concatenados de una manera bien precisa, por lo que está en nosotros y en nuestro discernimiento el poder obtener una respuesta acertada de cada acontecimiento de nuestras vidas.
Lógicamente que en momentos como el que estamos viviendo no es fácil ese discernimiento, porque son muchas las dudas y las incertidumbres que nos acechan, y que nos hacen pasar de la tristeza al pánico al no saber qué será lo que nos espera.
Por lo que nuevas preguntas surgirán del fondo de nuestras limitaciones, para poder entender que estas amenazas a la vida solo podemos superarlas con los ojos puestos en JESÚS, que nos invita a no tener miedo, para enfrentar en primer término nuestros egoísmos e indiferencia y de esta manera estaremos dando muerte al hombre viejo, para dar paso a una nueva manera de asumir nuestras relaciones humanas, que nos harán experimentar el Gozo del Resucitado.
Señor JESÚS, ayúdanos a vencer nuestros odios, egoísmos e indiferencias, ya que no es fácil hacerlo solos, y al hacer morir todos esos males que habitan en nuestros corazones, podamos experimentar el Gozo de Tu Presencia Amorosa, tal como lo experimenta la parturienta al ver a su hijo recién nacido. Amén.
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