«En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «No te asombres de lo que te haya dicho, que ustedes tienen que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu». Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede suceder eso?». Le contestó Jesús: «¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas terrenas, ¿cómo me van a creer cuando les hable de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a San Isidoro de Sevilla. Nació hacia el año 560. Doctor de la Iglesia, arzobispo, teólogo e historiador, reconocido como el hombre más sabio de su época. Fue educado por su hermano, San Leandro. Escribió libros, organizó bibliotecas, presidió concilios, ordenó la liturgia hispano-visigoda. Después de 40 años de Obispo, murió el 4 de abril del año 636.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 3, versos del 7 al 15, en el que, se resalta el diálogo entre JESÚS y el Maestro de Ley Nicodemo, que es uno de los jefes del pueblo judío, el cual es invitado a participar en el camino de la comunidad cristiana, y aunque en un primer momento su respuesta es ambigua, aparecerá más adelante como un valiente defensor de JESÚS (Jn 7,50), y un discípulo decido en la «Hora» decisiva del Maestro (Jn 19,39).
En este texto se destacan tres enseñanzas que están presentes en el prólogo del Evangelio: 1) la necesidad de un Nuevo Nacimiento y de una Vida Nueva conforme al discernimiento del Espíritu; 2) El Sacrificio de JESÚS que trae la Salvación a todos aquellos que crean en Su Palabra; 3) El AMOR Inmenso y Gratuito del PADRE, por medio de la entrega de Su Hijo y que pasa a sus discípulos, quienes, amando como JESÚS, se convierten en canales del AMOR de DIOS al mundo.
Finalmente se destaca que, el encuentro entre JESÚS el Maestro de la humanidad y Nicodemo el Maestro de la Ley, deja claro que la religión vista desde el punto de vista ritualista y adaptada a intereses humanos, no ayuda a los hombres a encontrarse con DIOS, sino que genera en el ser humano mayores angustias y dolores profundos. Nicodemo es un experto en religión y en ese volverse experto en asuntos religiosos, descuidó la vida del Espíritu, cerrándose a la posibilidad de experimentar la vida plena de DIOS en su propio ser.
Al confrontarnos con el texto y hacernos parte protagónica, vemos como también nosotros estamos invitados a vivir la Conversión que JESÚS le propone a Nicodemo, que es la de desandar el camino que hayamos recorrido, para comenzar a caminar desde la lógica del Evangelio de JESUCRISTO. Porque Anunciar el Evangelio fortalecidos por el Espíritu, es vivir, testimoniar y dar razón de la transformación profunda que el Reino de DIOS ha provocado en nosotros y por consiguiente en los entornos donde nos desarrollamos. Ya que, al considerarnos Discípulos de JESÚS Resucitado, debemos asumir la Misión de Anunciar en el seno de nuestra comunidad, una sociedad alternativa, en la que el veneno del odio, de la competencia, del amor al dinero por encima de todo, sean vencidos por la Fuerza del AMOR que nos da JESÚS.
Y es que, el encuentro con Cristo Resucitado por el AMOR infinito del PADRE, tiene que hacer posible el surgimiento de una nueva humanidad, con otra lógica, con otro proyecto, es lo que le plantea JESÚS a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga Vida Eterna». Dinámica que nos hará vivir el Reino de DIOS en esta vida terrena, donde hombres y mujeres, de distintas razas, y condición social, de distintos credos y afiliación política, nos miraremos como hermanos y juntos construyamos «la Civilización del AMOR».
De allí que hoy sea el día para plantearnos el cambio de paradigmas y donde reine el afán de pisotear a los demás, anunciaremos hermandad y lealtad, donde unos poco lo tienen todo y muchos no poseen nada, anunciaremos la igualdad, donde reine el poder del dominio, anunciaremos el servicio, donde reine el acaparamiento y la corrupción, anunciaremos la solidaridad y la probidad, donde reine la injusticia, anunciaremos el esfuerzo organizado por la justicia, donde reine el individualismo, anunciaremos la comunidad servidora y samaritana, donde reine el odio y el rencor, anunciaremos el perdón y la misericordia.
Señor JESÚS, danos la fuerza de Tu Espíritu, para convertir el acaparamiento y la corrupción en solidaridad y probidad, la injusticia en esfuerzo organizado por la justicia, el individualismo en comunidades servidoras y samaritanas, el odio y el rencor, en perdón y misericordia. Amén.
Luis Perdomo
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