Evangelio del Día. Juan 5,1-3.5-16

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Juan 5,1-3.5-16: “Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Bethesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado». Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar». Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla». Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor». Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado”..

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San José Gabriel del Rosario Brochero. Popular sacerdote y Párroco argentino. Su espíritu apostólico, y misionero, favoreció la cultura y la construcción de caminos Puede decirse que su gran obra, fue la motivación de la feligresía para la participación en los retiros espirituales. Nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Y murió leproso y ciego en Villa del Tránsito, el 26 de enero de 1914. Fue Beatificado el 14 de septiembre de 2013, durante el pontificado por el Papa Francisco. Y canonizado el 16 de octubre de 2016 por el Papa Francisco.

 Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Juan, capítulo 5, versos 1 al 16. En el que se relata la subida de JESÚS, a Jerusalén y encontrándose en los alrededores del Templo, en el cual había una piscina, a cuyas aguas, se le atribuía poderes curativos. Allí el Maestro entabla un diálogo con un hombre paralítico que llevaba años postrado, ya que no tenía a nadie que lo ayudara a meterse en la piscina al momento de la ebullición del agua, que era cuando se lograba la sanación esperada,

 JESÚS fija la mirada en ese hombre impedido, el más indigente de todos, lo cura y lo hace caminar. Los judíos se escandalizan porque en un día sábado, el Maestro ha hecho un trabajo y porque aquel hombre carga con una camilla, para ellos el milagro y la Misericordia no cuentan, sino el cumplimiento de su Ley. JESÚS por su parte, se hace el escurridizo, y al volverse a encontrar con el hombre lo exhorta a no pecar más, para que no sufra una enfermedad peor que la parálisis física, que es el alejamiento de DIOS por el pecado.

  Al confrontarnos con el texto, y ver el signo de las aguas curativas que brotan del lugar Santo, podemos hacer una reminiscencia de nuestra experiencia bautismal. Ya que, el agua que brota del Templo descrita por el Profeta Ezequiel y que va purificando y curando todo lo que encuentra a su paso, representa la vida en DIOS. He allí el gran significado de este elemental recurso de la vida, utilizado en nuestras celebraciones litúrgicas y sacramentales

 Y al hacer esta reminiscencia de esa Gracia recibida en el momento de nuestro Bautismo, debemos recordar las palabras de Juan el Bautista: “yo los bautizo con agua, pero detrás de mí viene uno que los Bautizará con el Poder del Espíritu Santo”, porque el agua por si sola no da la Gracia, sino que es necesario acompañarla de la Palabra de JESÚS, que es Sanadora, y tiene el poder para dar la vida y devolver la dignidad a todos los seres humanos, reinsertándonos en el Proyecto de la “Civilización del Amor”, que es el Proyecto de Vida que DIOS Tiene para nosotros.

 Esa es la Gracia que necesitamos en este tiempo de Cuaresma y de Cuarentena, de parte de Nuestros Señor JESUCRISTO para que “haga brotar la Vida”, donde la sombra de la muerte quiere hacer su morada, porque solo Él tiene el Poder para detener cualquier mal por muy coronado que sea. Por eso te pedimos hoy, mi Señor, que fijes Tu mirada en este pueblo Tuyo y nos des Tu Gracia, la misma Gracia en la que deseaba sumergirse aquel enfermo que llevaba treinta y ocho años padeciendo su postración, y no necesitó llegar a tiempo a la piscina, pues Tu fijaste Tu mirada en él y lo curaste con la Autoridad de Tu Palabra.

Señor JESÚS, hoy me atrevo a pedirte que no nos falte el agua que Tú nos das, el agua de la Vida, el agua que sacia, la sed, para siempre. Pero que también, ilumines a nuestros gobernantes para que nos hagan llegar el agua que brota por las tuberías de nuestras casas, porque sin ese líquido vital seremos presas más fáciles de la pandemia y de otras enfermedades. Amén.

Luis Perdomo

 

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