Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos le vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a este es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».
Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para realizar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado».
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Damián de Molokai. Sacerdote Misionero que nació el 3 de enero de 1840, en Tremeloo, Bélgica, y murió el 15 de abril de 1889, en Molokai, una isla de Hawái, que era un reducto de leprosos
Lo han llamado «el leproso voluntario», porque con tal de poder atender a los leprosos que estaban en total abandono, aceptó volverse leproso como ellos. El Papa Juan Pablo II, lo Beatificó en 1994.
En la liturgia diaria meditamos los textos de: Hch 6,8-15; Sal: 118; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan capítulo 6, del verso 22 al 29. Donde se dice que, después de la multiplicación de los panes, como JESÚS se les había escabullido, la multitud comienza a buscarlo, y en esa búsqueda llegan hasta Cafarnaúm.
Al encontrarse, Él les reprocha: «ustedes me buscan, no porque han visto señales, sino porque han comido de los panes y se han saciado» (Jn 6,26). JESÚS no se engaña, sabe que no han sido capaces de leer las verdaderas señales del pan multiplicado.
Por eso los exhorta a «obrar» por un alimento imperecedero, el que dará el Hijo del Hombre y que concede la Vida Eterna. Esta exhortación es una respuesta a las aspiraciones de los judíos, para quienes la Ley, es fuente de vida y desean saber que «obras» cumplir o hacer para obtenerla. A las muchas obras, JESÚS contrapone, una única obra: 2creer en el que Él es El enviado de DIOS».
En búsqueda de la Divinidad
Al confrontarnos con el texto, vemos que ayer como hoy, los seres humanos siempre andamos en la búsqueda de la Divinidad, para adorarlo, para darle gracia y para tratar de sondear sus designios y ajustar nuestra manera de actuar de acuerdo a esos criterios.
Pero muchas veces tenemos la tentación, de querer construirnos un dios a nuestras propias necesidades o intereses humanos.
Por eso es que JESÚS nos dice hoy, que, si queremos encontrarnos con DIOS, solo tenemos que Creer en Él que es el Enviado del PADRE, convicción que nos hará vivir un itinerario de crecimiento, para alcanzar la madurez de Fe, que es la que sacia, el hambre de DIOS.
Para desarrollar este itinerario tenemos que disponernos a caminar con JESÚS, para conformar comunidades de discípulos, que vayamos y bebamos de la Fuente del AMOR, para ser enviados por Él, con la Fuerza del Espíritu Santo, a Anunciar la Buena Noticia del Reino, en cada uno de los espacios donde nos desarrollemos.
Señor JESÚS, ayúdanos a entender que para ser feliz solo nos basta con Creer, que Tú Eres el Enviado del Padre, convicción que nos hará vivir un itinerario de crecimiento, para alcanzar la madurez de Fe, que es la que sacia, el hambre de DIOS.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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