En aquel tiempo Jesús dijo a la multitud: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aún después de haber visto.

Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día.

Sí, esta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra la fiesta entre otros santos en honor a Santa Katerí Tekakwitha, llamada la azucena de los indios pieles rojas. De una pureza y finura espiritual que la hace admirable para los misioneros franceses, que llevan el Evangelio a su pueblo que habitaban al principio de la conquista al norte de EEUU y sur de Canadá.

En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 8,1-8; Sal 65; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan, capítulo 6, del verso 35 al verso 40. donde se destaca la invitación de JESÚS a sus oyentes para que escuchen sus Palabras, ya que los que crean en Él, nunca más «tendrán hambre ni sed», pero también les recrimina su obstinación por haberlo visto hacer milagros y no creer en Él, ni en sus obras.

Se destaca aquí el tema de la murmuración contra Dios, haciendo un poco de analogía con aquella del tiempo del Éxodo cuando los judíos murmuraban contra el Padre por darle todos los días el Maná, y ahora los judíos del tiempo de JESÚS, murmuran porque Él les ha dicho que bajó del cielo, de allí el llamado de JESÚS, para que dejen se murmuran y se abran a la acción Salvífica del DIOS Encarnado, que es JESÚS de Nazaret.

Por eso es que JESÚS, también les advierte que solo vendrán a Él, los que han abierto su corazón a los designios del Padre, ya que solamente aquellos a quienes el Padre concede esta gracia encontrarán los caminos del Mesías que teniéndolo todo «se Anonadó por nosotros».

Enseñanzas vigentes

Afirmación que después de más de dos mil años sigue vigente, no solo porque hay una gran parte de la humanidad que no ha creído en las enseñanzas de JESÚS, sino también, porque muchos de los que nos llamamos sus seguidores, vamos al Templo y cumplimos algunas prácticas rituales, pero no ponemos en prácticas sus enseñanzas en los distintos espacios donde nos desarrollamos.

Al confrontarnos con el texto vemos que este discurso de JESÚS, sobre el Pan, alimento esencial para la vida de los seres humanos, tiene que ver mucho con su pedagogía para enseñar, porque el Pan forma parte de las necesidades existenciales del ser humano, y al conectar la necesidad con Alguien que pueda satisfacerla, el camino se hace más expedito para descubrir la Bondad de DIOS hacia la humanidad.

Aunque hay un buen número de seres humanos que satisfacen sus necesidades cotidianas sin necesidad aparente de acercarse a DIOS, a ellos JESÚS les comparte otra necesidad más profunda: la de la solidaridad, que es una acción propia del ser humano.

Infinita bondad

Por eso es que DIOS en Su Infinita Bondad, nos Envió a Su Hijo, para enseñarnos a ser más humanos, y poder ser espejos de Su Misericordia, desarrollando plenamente el sentimiento de la Solidaridad, que más que donar algunas cosas materiales, se traduce en una Verdadera Donación del Propio Ser, tal como Hizo DIOS con la humanidad, al Donarnos a Su Propio Hijo y que Él mismo nos lo recuerda: «Yo he bajado del Cielo, no para hacer mi Voluntad, sino la Voluntad del que me Ha Enviado».

Queda claro una vez más, que ser cristiano, no es solo un discurso o un deseo, CREER en JESÚS, es un participar con decisión en Su Proyecto de Vida, que nos haga sentirnos amados, hijos del Padre y hermanos entre nosotros, para Vivir la Comunión de DIOS con nosotros, en el compartir Solidario de los bienes terrenos, que es un anticipo del Gozo de la Vida Eterna.

Señor JESÚS, te pedimos por todos los pueblos del mundo, especialmente por el de Venezuela, que sufren hambre, que están sedientos de justicia y de paz, para que Tú, que Eres dador de la abundancia de la vida, nos permitas cubrir nuestras necesidades y vivir la comunión fraterna y solidaria.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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