En aquel tiempo, los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: «¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.

Está escrito en los profetas: = Serán todos enseñados por Dios. = Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.  Yo soy el pan de la vida.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

Reflexión del día

En este Décimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Clara de Asís, quien nació en Asís, el 17 de marzo de 1194. Y murió en Asís, el 11 de agosto de 1253. Fiel seguidora de San Francisco de Así. Con el que fundó la Segunda Orden Franciscana, más conocida como las Clarisas.

Clara de Asís, fue la primera mujer en redactar, una regla monacal. Fue Canonizada al año siguiente después de su muerte, por Inocencio IV.

La liturgia medita los textos: 1Re 19,4-8: Sal 33; Ef 4,30-5,2; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 6, del verso 41 al verso 51. Donde se continúa con el discurso de JESÚS, sobre el «Pan de la vida», y en el que, el evangelista coloca las expresiones: «Yo Soy el Pan de la Vida», «Yo Soy el Pan vivo bajado del Cielo».

Este «Yo Soy» hace referencia a la Revelación de Yahveh a Moisés en el Monte Sinaí. Con ello se nos quiere indicar la identidad Divina de JESÚS en medio de una realidad tan humana como el Pan y el acto de alimentarse.

Discurso del Pan de Vida

Es oportuno recordar que, los expertos bíblicos sugieren que, este texto y en su conjunto todo el discurso del Pan de Vida (Jn 6, 22-58) pueden ser leídos en relación con el Prólogo del Evangelio de Juan (Jn 1, 1-18).

Al relacionarlos descubrimos que la CARNE-PAN que JESÚS nos da es Su Palabra, lo que nos permite entender mejor la expresión: «el Verbo Hecho Carne, que vino a habitar entre nosotros» (Jn 1,14).

Esto encierra un dinamismo no visible, para los ojos humanos, pero palpable en la experiencia de la Fe, tal como lo celebramos en cada Eucaristía, donde la Palabra se convierte en Pan, que es el Cuerpo de JESÚS que alimenta a toda la Comunidad, para fortalecerla como Su Cuerpo Místico, cuya cabeza es ÉL Mismo.

Vida auténtica

En JESÚS Resucitado Se nos Revela una vida auténticamente Nueva que vence la muerte. Porque el HIJO, es la mediación que nos conduce al PADRE, por eso es que, escuchar y ver al HIJO es escuchar y ver al PADRE, y el abrir el corazón para vivir esta experiencia del Encuentro con nuestra Divinidad, es la que nos conduce a vivir en plenitud esta vida circunstancial y efímera, anticipo del disfrute de la Vida Eterna.

Al confrontarnos con el texto, y entrar tal como lo sugieren los expertos bíblicos, en la lógica de San Juan, podremos entender el planteamiento de que, JESÚS es «el Verdadero Alimento», al que estamos invitados a degustar.

Para Juan y su comunidad, JESÚS es el verdadero alimento, porque es al mismo tiempo el Principio de todo, es el paradigma a seguir y el parámetro para ser fieles al Proyecto de DIOS. Ya que, quien conoce a JESÚS, quien se adhiere a su Proyecto de vida, quien hace el Camino discipular cumpliendo sus mandamientos, es quien come el Alimento que da la Vida Eterna.

Por eso es que todos estamos invitados a aceptar a JESÚS en la vida, pero no de forma teórica, ni cúltica, ni catequética-doctrinal, sino de manera Existencial, para que siguiéndole a Él podamos ser Testigos ante el mundo, de la Acción Salvífica del PADRE Celestial.

Fuerza del alma

De allí que hoy sea el día para pedirle con toda la fuerza de nuestra alma, la asistencia permanente del Espíritu Santo, para poder estar alimentados física y espiritualmente, y tener la fuerza necesaria para librarnos de tantos males y tentaciones que nos amenazan constantemente.

Y en medio de esas peticiones poder interrogarnos: ¿Descubro la presencia de JESÚS en su Palabra? ¿Soy capaz de escuchar la Palabra de DIOS con la misma reverencia como cuando voy a comulgar?

Señor JESÚS, Pan bajado del Cielo que das la vida al mundo aumenta nuestra Fe en Ti, siendo perseverantes en la escucha de Tu Palabra, y fortalecidos podamos ser fermentos de Tu Buena Noticia, en este mundo terrenal acechado por la tiranía de la injusticia y la ignominia.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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