Después de esto, Jesús iba de un lugar a otro por Galilea; no quería estar en Judea porque los judíos deseaban matarle. Se acercaba la fiesta de los judíos llamada de Tiendas.
Solamente después que sus hermanos fueron a la fiesta subió él también, pero sin decirlo y como en secreto. Algunos habitantes de Jerusalén decían: «Pero, ¿no es este al que quieren matar? Ahí lo tienen hablando con toda libertad y no le dicen nada.
¿Será tal vez que nuestros dirigentes han reconocido que él es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.»
Entonces Jesús dijo en voz muy alta mientras enseñaba en el Templo: «Ustedes dicen que me conocen. Ustedes saben de dónde vengo. Sepan que yo no he venido por mi propia cuenta: sino que me envió el que dice la Verdad, y ustedes no lo conocen.
Él es el que me ha enviado, y yo lo conozco porque vengo de él.» Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San San Isidoro, Obispo y doctor de la Iglesia, que, sin tener el vigor de un Boecio o el sentido organizador de un Casiodoro, Isidoro compartió con ellos la gloria de ser el maestro de la Europa medieval y el primer organizador de la cultura cristiana.
Isidoro fue muy sabio, pero al mismo tiempo de profunda humildad y caridad; no solo obtuvo el título de «doctor egregius», sino también la aureola de la santidad. Nació en Sevilla en el año 556 y murió el 4 de abril de 636.
Liturgia del Día
Y en la liturgia del día meditamos los textos: Sb 2,1ª.12-22; Sal 33; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Juan capítulo 7, del verso 1 al 30. En el que se relata la subida de JESÚS, casi de manera incógnito, a Jerusalén para estar presente en la celebración de las fiestas de las chozas.
Además de eso, se discute sobre el origen Divino de JESÚS y de Su Mensaje. Y que al igual que en los Evangelios Sinópticos, se destaca la falta de fe de la comunidad judía, ya que los judíos afirmaban que del Mesías no se conocería su procedencia y que debía permanecer oculto hasta el momento de su Revelación al pueblo de Israel, y como ellos sabían de dónde venía y que hacía JESÚS, no podía ser el Mesías.
Frente a la opinión equivocada de los judíos que se creen muy conocedores de las Escrituras, JESÚS se presenta como el Enviado de DIOS. No lo hace como quien se vale de un título para imponerse, sino que más bien subraya su total dependencia del Padre y el conocimiento que tiene de Él.
Aunque JESÚS, Revela Su Identidad y Misión, para el conocimiento pleno de estas realidades de Fe, será necesario esperar «la manifestación de su hora» (Jn 7,30) para poder comprender ese gran misterio.
Subrayando que, la obstinación de sus paisanos, fuerza a que la Verdad sobre JESÚS sea llevada, al mundo pagano que la acepta de una mejor manera y por lo cual los que no somos judíos salimos beneficiados.
Revisar conocimiento de Jesús
Al confrontarnos con el texto, y revisar nuestro conocimiento de JESÚS, de Su Misión de Restauración para la humanidad, puede ocurrir que hayamos leído muchos libros y hayamos escuchado muchas charlas, y que aun así JESÚS sea todavía un desconocido para nosotros.
Ya que como nos los ha enseñado el Magisterio de la Iglesia a JESÚS se le va conociendo cuando uno entra en contacto con Él, en la oración, en la vivencia de los sacramentos y en la meditación y contemplación de Su PALABRA. Porque es allí donde JESÚS se nos Revela quién es de Verdad, y cómo quiere que nosotros nos configuremos con Él, para ser sus verdaderos discípulos.
En ese discernimiento poder entender que, para conocer verdaderamente a JESÚS, hay que conocer la Sagrada Escritura, que nos ayudará a encontrar las pistas para la vivencia plena de Su Mandamiento, de «amarnos los unos a los otros» porque tal como lo dijo San Jerónimo: «el desconocimiento de la Sagrada Escritura es el desconocimiento de JESUCRISTO».
De tal manera que, como discípulos, estamos en la obligación de descubrir a JESÚS en la Sagrada Escritura, y, en la medida en que lo vayamos descubriendo, iremos también progresando en el camino de nuestra Conversión, que nos capacita paulatinamente en el creciendo de nuestra Fe para ver las cosas a la LUZ del Espíritu de DIOS, entendiendo Su Lenguaje de AMOR y llevándolo a la práctica en las relaciones con nuestros semejantes.
Señor JESÚS, ayúdanos a entender con la fuerza de Tu Espíritu, que, para poder llamarnos seguidores tuyos, tenemos que vivir de acuerdo a Tus Designios, lo que nos acarreará desprecios e incomprensiones y esa será la mejor prueba de que estamos en el camino correcto.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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