Evangelio

En aquel tiempo, Jesús les dijo a los judíos: «en verdad les digo, el que guarda mi palabra no probará la muerte jamás».

Los judíos replicaron: Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu. Abrahán murió y también los profetas, ¿y tú dices: «Quién guarda mi palabra jamás probará la muerte»? ¿Eres tú más grande que nuestro padre Abrahán, que murió, lo mismo que murieron los Profetas? ¿Quién te crees?.

Jesús les contestó: Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da gloria, el mismo que ustedes llaman «nuestro Dios». «Ustedes no lo conocen, yo sí lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y guardo su palabra.

En cuanto a Abrahán, padre de ustedes, se alegró pensando ver mi día. Lo vio y se regocijó.

Entonces los judíos le dijeron: ¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?

Contestó Jesús: En verdad les digo que antes que Abrahán existiera, Yo soy. Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos en honor a San Nicolás de Flüe, también conocido como el Bruder Klaus, fue un cristiano suizo que vivió como campesino y en el transcurso de su vida, fue militar, político, asceta y ermitaño, y que es reconocido tanto por protestantes como por católicos.

Es uno de los tres Santos patronos de Suiza.  Nació el 21 de marzo de 1417, en Unterwalden y murió el 21 de marzo de 1487, Sachseln, Suiza.

En la liturgia del día meditamos los textos: Gn 17,3-9; Sal 104; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Juan capítulo 8, del verso 51 al 59.

El texto presenta un conflicto entre JESÚS y las autoridades judías. De parte y parte hay argumentos sumamente interesantes, que hay que leer con mucha sapiencia para entender la conclusión a la que llegó la comunidad del cuarto Evangelio, en su afán de clarificar y afirmar la identidad de nuestro Señor JESUCRISTO.

Clave para los creyentes

Es que, sin lugar a dudas que el capítulo octavo del Evangelio según San Juan, que esta semana hemos venido meditando, es clave para que el creyente cristiano comprenda el sentido de la Buena Noticia y a JESÚS, como la Encarnación de esa Buena Noticia que le da DIOS a la humanidad. Ya que es eso lo que nos clarifica esta controversia.

Por lo que la referencia a Abraham es un recurso para poner de relieve el contraste Promesa-Realidad. Abraham representa la Promesa. JESÚS es ya la Realidad. En Él, la Alianza ha llegado a su Plenitud: nace un pueblo numeroso que habita la tierra como propiedad.

Por eso es que las autoridades judías al querellarse contra JESÚS hacen énfasis en dos cuestiones básicas, la primera: ¿Eres Tú más grande que nuestro Padre Abraham? La segunda cuestión parte desde la lógica de la tradición judía y es más contundente que la primera: ¿Tú no tienes aún cincuenta años y has conocido a Abraham? Y JESÚS con mucha autoridad les dice: «En verdad les digo que antes que Abrahán existiera, Yo soy.» (Jn 8,58)

Después de una afirmación de este calibre, no es nada extraño que cogieran piedras para tirárselas. Pero lo que ellos no comprendieron es que, no había nacido todavía el hombre JESÚS, pero ya estaba la Palabra Eterna que algún día «se haría carne» (Jn 1,14).

Controversia

Al confrontarnos con el texto, vemos que en esta controversia que se nos presenta sobre la identidad de JESÚS, nos deja tres enseñanzas no negociables, para todos aquellos que nos consideramos seguidores de JESÚS.

La primera es que JESÚS es más grande que Abraham y que cualquier otra tradición religiosa. Por eso es que, nuestra más grande preocupación debe de ser la de Configurarnos con Él, para hacernos partícipes del Banquete de la Vida.

La segunda es que JESÚS es anterior a Abraham, porque es el mismo DIOS hecho carne, que nos lo reafirma al decir: «YO SOY», por lo que es pertinente decir que el verbo hebreo: «hayah», que se puede traducir como: «ser, existir y acontecer», y que a diferencia de nuestro verbo «ser», no designa la mera existencia, sino una Presencia Viva y Activa, y que, por lo tanto, lo que DIOS quiere decirnos realmente es: «Yo Soy El que Estaré siempre con ustedes para Salvarlos».

Mientras que, la tercera es la Promesa que JESÚS hace a todos aquellos que guarden Su Palabra de que no morirán jamás. Por supuesto que no habla de la muerte biológica, sino de la muerte que amenaza al espíritu.

Tiempo de Cuaresma

Por eso es que, en este tiempo de Cuaresma, estas enseñanzas nos llegan como brisas frescas en medio de tantas malas noticias en el ámbito nacional e internacional, y en el que solo la confianza en Su Palabra nos hará mirar un horizonte promisor.

Señor JESÚS, frente a tantas amenazas que se nos presentan diariamente, acudimos a Ti para expresarte nuestra gratitud, por lo que nos dices: «Yo Soy El que Estaré siempre con ustedes para Salvarlos».

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store