En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio de un hombre que había quedado mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar y la gente quedó admirada. Pero algunos de ellos dijeron: «Este hecha a los demonios con el poder de Belcebú, jefe de los demonios.» Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Una nación dividida corre a la ruina, y los partidos opuestos caen uno tras otro. Si Satanás también está dividido, ¿podrá mantenerse su reino? ¿Cómo se les ocurre decir que yo echo a los demonios invocando a Belcebú? Si yo echo los demonios con la ayuda de Belcebú, los amigos de ustedes, ¿con ayuda de quién los echan? Ellos apreciarán lo que ustedes acaban de decir.
En cambio, si echo los demonios con el dedo de Dios, comprendan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando el Fuerte, bien armado, guarda su casa, todas sus cosas están seguras; pero si llega uno más fuerte y lo vence, le quitará las armas en que confiaba y distribuirá todo lo que tenía.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a las Santas Perpetuas y Felicidad. Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago, África, el 7 de marzo del año 203. Perpetua era una joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada por toda la población.
Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien.
Estas dos mujeres, una rica e instruida y la otra humilde y sencilla sirvienta, jóvenes esposas y madres, que en la flor de la vida prefirieron renunciar a los goces de un hogar, las une la fortaleza de su Fe, en la que no les importó morir con tal de permanecer fieles a JESÚS.
En la liturgia del día meditamos los textos: Jr 7.23-28; Sal 94; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Lucas capítulo 11, del verso 14 al 23.
El texto relata la acción de JESÚS, para liberar a una persona de la posesión de un espíritu maligno, que le había truncado el sentido del habla.
Milagros de Jesús
Al realizar este milagro, JESÚS libera al mudo de su limitación física y de la exclusión social a la que era sometido por padecer dicha afección.
Este Milagro de JESÚS, nos hace recordar el Primer Mandamiento que DIOS le da al pueblo de Israel, en el que DIOS habla y la única condición que pone es la escucha atenta que implica obediencia, pero el hombre obstinadamente se hace el sordo y por eso no puede entablar un verdadero diálogo el Creador.
Y es esa la actitud de los interlocutores de JESÚS, quienes son testigos presenciales de los signos de liberación que en esta ocasión devuelve el habla al mudo, y que no solo es que no le hacen caso, sino que lo rechazan, atribuyéndole tal acto extraordinario a una alianza que tiene JESÚS con el diablo.
El Maestro se defiende de tan absurda acusación y después pasa al ataque, aunque de manera indirecta, tratando de hacerlos razonar con lógica normal, pero no obtiene el resultado esperado, que era su aprobación.
Acción de Jesús
Al confrontarnos con el texto y ver que esta acción de JESÚS, es un desafío para los dirigentes políticos y religiosos de su época y seguramente también para los actuales, ya que la gente tenía que callar por la fuerza ante tanta corrupción y represión, por parte de sus dirigentes, y por eso tratan de callar también a JESÚS, desacreditándolo y descalificándolo.
Él los confronta y cuestiona, porque actúa en nombre del DIOS de la vida y no en nombre de ningún agente del mal, devolviéndole el habla los enmudecidos, para liberarlos de la esclavitud del silencio y del anonimato. Porque la palabra visualiza y revela la interioridad de las personas, y les da fortaleza para defender su dignidad de hijos de DIOS.
Acción del Maestro que nos marca la ruta a todos los que nos llamamos sus seguidores, para que nos dispongamos a liberarnos de nuestros miedos y mudez y podamos denunciar tantas injusticias y tantas indolencias, las nuestras y las de nuestros semejantes, porque toda acción que implica liberar al ser humano de cualquier tipo de opresión y esclavitud, es un signo tangible de la Presencia del Reino de Dios en medio de la humanidad.
Por eso es que el texto nos invita a revisar una vez más nuestro compromiso cristiano, para ver qué posición asumir en relación con DIOS y con nuestros semejantes, donde el mismo JESÚS, nos dice: «El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».
Señor JESÚS, Líbranos de la esclavitud del silencio y del anonimato que nos hacen cómplices de la opresión y de la indiferencia, para trabajar decididamente por Tus valores de Solidaridad y de Justicia, porque «el que no está Contigo, está contra Ti; y el que no recoge Contigo, desparrama».
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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