Por aquellos días María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre.

Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas.

¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.

El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre! Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia. Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre.  María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta de la Asunción de María, desde el siglo VI a esta fiesta se le llamaba la Dormición de la Virgen, título con que hoy se la sigue designando en Oriente junto con el de Tránsito da María.

En el siglo VII fue adoptada por la Liturgia romana, por cuyo influjo se difundió posteriormente en Occidente, donde se la designó Asunción de María.

La Asunción de María es un dogma definido solemnemente por Pío XII el 1 de noviembre de 1950 con la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus.

La liturgia del día meditamos los textos: Ap 11,19ª; 12,1.3-6ª.10ab; Sal 44; 1Cor 15,20-27a y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Lucas capítulo 1, del verso 39 al 56.

En el que se narra el viaje que hizo María, para ponerse al servicio de su prima Isabel, del cual podemos hacer una lectura alegórica. María, la mujer joven que lleva en su seno a JESÚS, simboliza al Nuevo Testamento.

Isabel una mujer anciana, con el hijo que en su vientre al cual llamará Juan Bautista, simboliza al Antiguo Testamento, por lo que puede decirse que es el encuentro de las dos etapas fundamentales de la Historia de la Salvación que DIOS en Su Sabiduría Ha Dispuesto para la humanidad.

Así como el Ángel había entrado y saludado a María, es ahora María la que entra y saluda a Isabel.

María, que parecía encerrada en el silencio de su diálogo con DIOS, al momento de Revelársele su Misión, se ha revelado ahora, en la casa de su prima Isabel, como profetisa de la historia universal y descubre la irrupción de la Palabra de DIOS, al mundo para regenerarlo.

Por eso es que María condesa todas las Bienaventuranzas, que es el ámbito establecido por JESÚS, para ser parte de Su Familia y de Su Reino, ella es la primera en escuchar el Evangelio y en hacer de su vida cotidiana, una Buena Noticia para su pueblo y para toda la humanidad, que lo certifica en la disposición de servicio, sin importar los riesgos, ni las distancias.

Obra en la humildad de María

Al confrontarnos con el texto, vemos que el Espíritu Santo obra en la humildad de esa Gran Mujer llamada María, no solo otorgándole la Gran Bendición de ser la Madre Terrenal del Salvador del mundo, sino que también acrecienta su Fe para entender plenamente que la Palabra de DIOS Obrará en ella de manera Extraordinaria.

Que lo certifica expresando un cántico solidario con el clamor de los pobres, es un cántico de esperanza que nos recuerda como en todos los tiempos de profunda aflicción DIOS acude en favor de la humanidad sobre manera de los desposeídos.

Por eso es que el cántico de María expresa y expresará siempre los sentimientos más profundos del alma que orar y accionar y es una invitación a todos aquellos que nos llamamos seguidores de JESÚS, para que nos veamos retratados en la actitud de la Virgen María, que se pone en manos de DIOS, colaborando en Su Tarea Redentora.

Ya que ella es la primera que acepta y asume la Buena Noticia, que DIOS nos comunica en JESÚS. Ella es la sierva, la pobre entregada al Señor, que ama a los pobres y sale en busca de ellos, para testimoniarlo con su acción.

De tal manera que hoy podemos preguntarnos: ¿Qué valores y virtudes podemos asumir de María en nuestra experiencia de vida cristiana? ¿Estoy dispuesto para salir a testimoniar el Evangelio con mis acciones cotidianas?

Señor JESÚS, hoy te damos gracias por habernos dado una Madre como María que nos enseña a descubrirte en nuestra debilidad y en nuestra miseria, para entender que, desde allí, podemos asumir las responsabilidades que tenemos de ser colaboradores de Tu plan Regenerador del mundo donde la tiranía del odio no sea quien tenga la última palabra.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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