Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: «Cédele el puesto a este.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Carlos Borromeo. Nació en Arjona, Italia, en el año 1538, y murió en Milán, Italia, en el año 1584. Es uno de los hombres que más colaboró en la aplicación de las normas y reformas del Concilio de Trento. Tras conseguir el doctorado en ambos derechos fue nombrado arzobispo de Milán y más tarde es investido como Cardenal. Se tomó muy en serio aquella frase de JESÚS: «Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará».
En la liturgia del día meditamos los textos: Rom 11,1-2ª.11-12.25-29; Sal 93; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas capítulo 14, del verso 1 al 11. En el que Lucas nos conecta con uno de los temas vitales de la comunidad de su tiempo, y que se ha mantenido a lo largo de la historia de la humanidad: el del prestigio y el honor de ocupar los primeros puestos.
Lo que hace que en la mesa de los poderosos siempre hay disputa por estos primeros puestos, ya que todos los invitados desean sentarse en los primeros puestos, por considerar que ese es el lugar de los que tienen más prestigio y ocupar los últimos puestos es una vergüenza.
Por eso es que JESÚS al observar que la mayoría de los asistentes, del banquete al que invitaron, buscaban ocupar los primeros puestos, aprovecha para dar una enseñanza sobre la virtud de la humildad que deben tener sus discípulos. Y lo hace por medio de una parábola, siguiendo su método pedagógico, ya que, es con vivencias de la vida diaria de la que se debe extraer la enseñanza para corregir las actitudes desviadas.
Eso es lo que Él pretende que hagamos, al decirnos que siempre hay que buscar ocupar los puestos más humildes, porque la verdadera Gloria es la que se recibe de DIOS, y no de los hombres.
Y por eso es que en la mesa de JESÚS los últimos suben y los primeros deben de estar dispuestos a bajar, de manera que se llegue a conformar la mesa de la equidad, donde no haya jerarquía opresora y delimitadora de la dignidad humana. Porque el verdadero honor y prestigio Evangélico del discípulo de JESÚS tiene que pasar por el permanente servicio desinteresado a los demás.
Al confrontarnos con el texto, podríamos pensar que JESÚS nos están dando un manual de urbanidad y buenos modales cristianos, pero no es esa la intención del Maestro.
Ya que el problema que Él nos está señalando, no es de modales, sino de valores, porque los valores son los principios que una persona o un grupo de personas asumen como líneas orientadoras para enaltecer su convivencia comunitaria, por lo que implican un compromiso de respeto hacia la dignidad de cada uno, actuando ontológicamente y de acuerdo a la Voluntad de DIOS.
Por eso es que el Maestro nos pide hoy que nos comprometamos con los Valores del Reino, para servir a todos nuestros semejantes, en especial los más pobres y marginados, considerados como los últimos, estos son los rostros y las coordenadas del Reino, en cuál tenemos que insertarnos.
Ya que el cristianismo no es una religión de ciertas costumbres, aceptadas socialmente, sino el compromiso de asumir en cada momento de nuestras vidas el mandato de Nuestro Señor JESUCRISTO, de amarnos los unos a los otros, es decir de servirnos unos a otros, aunque eso signifique para muchos una humillación, pero si tenemos FE en JESÚS y en Su Palabra, eso es lo que debemos hacer, caso contrario debemos de tener en cuenta también lo que Él dice: “los que se glorifican así mismo, al final recibirán humillaciones”(Lc 14,11).
Señor JESÚS, ayúdanos a entender plenamente los Valores del Reino, para saber que el verdadero honor y prestigio Evangélico de Tus discípulos, es el permanente servicio desinteresado a los demás, eso es “hacernos los últimos para ser los primeros”. Amén.
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