“En aquel tiempo, caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo: «Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío. Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tendrá para terminarla? Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él diciendo: ¡Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar! Y cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no se sienta antes para pensarlo bien? ¿Podrá con sus diez mil hombres hacer frente al otro que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, envía mensajeros mientras el otro está aún lejos para llegar a un arreglo. Esto vale para ustedes: el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana.
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a al Beato Juan Duns Scoto, nació en la localidad escocesa de Duns, condado de Berwick hacia 1266. Murió el 8 de noviembre de 1308. San Juan Pablo II lo beatificó el 20 de marzo de 1993. Al elevar a Scoto a los altares, el pontífice lo denominó «cantor del Verbo Encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción».
En la liturgia del día meditamos los textos: Rom 13,8-10; Sal 111 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas, capítulo 14, del verso 25 al verso 33. En el que JESÚS, advierte a todos sus seguidores, que no basta con recibir la invitación del seguimiento y aceptarla en alas de un fácil entusiasmo, sino que es preciso someterse a ciertas condiciones para ir detrás de Él, ya que hay que desprenderse de cualquier apego que pudiera obstaculizar la integridad del seguimiento.
Con dos comparaciones: la construcción de un edificio y el enfrentamiento de un ejército, JESÚS nos invita a reflexionar seriamente sobre una decisión que no puede hacerse a la ligera. El lenguaje se expone de manera radical: hay que subordinar la adhesión al Maestro, los vínculos familiares y hasta personales más estrechos y asumir la hostilidad de la sociedad circunstante que ve con malos ojos esa alternativa. Sin descartar el seguimiento doloroso, llevando su propia cruz, tal como la sufrió nuestro Señor JESUCRISTO.
Sin lugar a dudas, que JESÚS piensa en los que, después de entusiasmarse por Él y dejar sus ambiciones para dedicarse a la obra del Evangelio, se volverían atrás, buscando una vida más «normal» y más segura, según las normas del hombre común. Y por eso es que nos pide una concentración total con el compromiso de vida cristiana. Ya que nunca seremos libres para responder al llamado de DIOS, si nos negamos a considerar un replanteo de los lazos familiares, y el uso del tiempo, para hacer de nuestras vidas, una oblación total a DIOS, dando Gracias por las alegrías y por las penas, en los éxitos y en los fracasos.
Al confrontarnos con el texto y preguntarnos: ¿Por qué esta comparación con el rey que va a la guerra? Porque el que se compromete para la propagación del Evangelio es, en realidad, un rey al que DIOS tratará en forma regia. Pero también debe saber que su Misión es la de luchar contra el «tentador de este mundo», es decir el demonio, quien lo tratará de parar con mil pruebas y trampas inesperadas. Y de no haberse preparado y Configurado con Cristo, siguiendo al pie de la letra Su Palabra, el discípulo llegaría con toda certeza a una quiebra, y sería mucho peor que no haber empezado.
Por eso hoy es el día para preguntarme: ¿De qué manera he asumido mi seguimiento a JESÚS, radical, a medias, superficial? ¿Estas palabras de JESÚS, me ayudan a recobrar fuerzas para hacerle frente a la circunstancia que estoy viviendo o, por el contrario, me dan más miedo y quisiera volverme atrás?
Señor JESÚS, Tú nos invitas a seguirte y no escodes las dificultades que deben afrontar cada uno de Tus seguidores. Ayúdanos a tener siempre la mirada en Ti, para poder sortear las dificultades de cada día, renunciando a los apegos materiales y sentimentales y poniéndonos al servicio de todos nuestros semejantes. Amén.
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