“En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. Quería ver cómo era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí.  Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa.» Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Entonces todos empezaron a criticar y a decir: «Se ha ido a casa de un rico que es un pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más.» Jesús, pues, dijo con respecto a él: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»    

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

En este Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Dorotea, Patrona de Prusia, madre y esposa ejemplar. Vivió en el siglo XIV. Fue madre de 9 hijos, a los cuales educó con el mayor fervor cristiano. La relación con su esposo fue muy tormentosa, por lo que le tocó ejercer constantemente la virtud de la paciencia. La expresión de Santa Teresa de Jesús:” la paciencia todo lo alcanza”, se puede aplicar con mucho tino en la vida de esta santa.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO según San Lucas, capítulo 19, versos del 1 al 10. en el que se narra otro milagro de JESÚS en Jericó, esta vez no devuelve un sentido vital a un hombre, sino la cualidad de hijo de Abraham a Zaqueo, el jefe de los publicanos en esa ciudad, que en el texto es presentado como el prototipo del pecador convertido, y que en ese momento tiene que superar dos grandes obstáculos: su estatura y su riqueza malhabida.

El obstáculo de su estatura, lo resuelve subiéndose a un árbol, como si fuera un niño travieso, llamando la atención del Maestro, que por su propia iniciativa se auto invita a la casa del recaudador. La segunda dificultad que debe superar es la de su riqueza, y aquí es él quien toma la determinación de desprenderse de una gran parte de ella, compartiéndola con los pobres y restituyendo el cuádruplo de lo adquirido de mala manera.

Sin embargo, todos en Jericó señalaban a Zaqueo como un pecador y se preguntaban: ¿cómo se convertiría un hombre de esta clase, acostumbrado a los negocios sucios? ¿Qué castigo le enviaría DIOS? Y DIOS, en vez de castigarlo, vino a su casa. Zaqueo, por su parte, sabe que es envidiado y odiado por sus paisanos. Pero no ha perdido el sentido del bien y admira secretamente al Profeta JESÚS, admiración que lo lleva a su Conversión. Ya que, por sus buenos deseos, DIOS lo Perdona y lo transforma.

Ese Gesto de Misericordia de JESÚS estimula a Zaqueo, a manifestar todo lo humano y bueno que tenía adentro. Lucas nos dice que recibió al Maestro, con mucho entusiasmo y alegría, que es una muestra fehaciente del cambio ocurrido en él, que lo demuestra reparando sus maldades. El pueblo se indigna, imitando a los fariseos, pues el profeta JESÚS debería compartir su causa y hasta sus rencores. Pero JESÚS no es un demagogo que complace intereses mezquinos, la incomprensión de la muchedumbre y de los fariseos no le importa, su interés está centrado en Salvar al pecador.

Al confrontarnos con el texto, vemos la invitación que se nos hace, para imitar la actitud de Zaqueo, y que crezcamos ayudados por la Enseñanza de JESÚS, y no nos trepemos en nuestros logros, en nuestros títulos o en nuestras seguridades económicas con el pretexto de buscarlo a Él. Además de eso, nos clarifica que la grandeza de Zaqueo no está en su estatura, ni en sus riquezas, sino en la capacidad de transformar su corazón por la Presencia de JESÚS, para cambiar el mal que había hecho y restituir la injusticia con la que había obrado tan cómodamente.

Y así como los ojos del ciego se abrieron para seguir a JESÚS, el corazón de Zaqueo se abre para servirlo. Por eso podemos decir, que el mayor Milagro que hizo JESÚS, en su paso por la legendaria ciudad de Jericó, fue ayudar a Zaqueo a crecer en Solidaridad, Amor y Justicia. Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Cómo he asumido yo mi seguimiento a JESÚS: radical o condicional? ¿Me esmero en compartir con mis semejantes lo esencial para mi sobrevivencia o comparto lo que me sobra?

Señor JESÚS, ayúdame a vencer todos los obstáculos que me separan de Ti, para tener la convicción de ser un hijo de DIOS y hermano de mis semejantes, y de esta manera tener el privilegio de Zaqueo de alojarte en mi casa y compartir esa alegría con amigos y familiares.

Amén

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