Evangelio del Día. Lucas 21,29-33

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«En aquel tiempo dijo Jesús, a sus discípulos: «Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando echan los primeros brotes, ustedes saben que el verano ya está cerca. Así también, apenas vean ustedes que suceden las cosas que les dije, sepan que el Reino de Dios está cerca.  Yo les aseguro que no pasará esta generación hasta que todo eso suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».  

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor al Beato Santiago Alberione. Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los discípulos de JESÚS, más creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano, Cúneo, Italia, el 4 de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. Partió a la Casa del Padre un 26 de noviembre de 1971 y fue beatificado por San Juan Pablo II en 2003, en el día de la Solemnidad de la Divina Misericordia.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas, capítulo 21, del verso 29 al verso 33. En el que se presenta la tercera parte del discurso apocalíptico de JESÚS, de la narrativa Lucana, ocasión que es aprovechada por el Maestro para exhortar a sus discípulos sobre la necesidad de estar atentos y despiertos, para que la segunda venida del Hijo del Hombre no nos agarre desprevenidos.

 Y es que el llamado de atención o vigilancia, que hace el Maestro, tiene el propósito, de que el «corazón» del discípulo, que, de acuerdo al pensamiento judío, es el órgano propio de la comprensión y del discernimiento, no se embote con los vicios del que ha perdido toda esperanza. Destacando, que es la oración la que hace posible el discernimiento y el fortalecimiento de la esperanza. Por esto es que la invitación de JESÚS a la vigilancia se convierte en invitación a la oración de «corazón», intensa y frecuente.

 Porque, la oración continua de día y de noche, ayuda a prevenir las posibles caídas, y es una de las tantas formas con que podemos cooperar con el Plan Divino. También es el alimento para poder estar de pie, para que se nos conceda escapar del error y los engaños en las grandes pruebas que se nos presentan continuamente. Por eso es que la oración que el mismo JESÚS nos dejó como legado, el PADRE NUESTRO expresa la inquietud de los que aspiramos estar en el REINO: «no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal».

 Al confrontarnos con el texto, vemos que el Maestro, nos hace un llamado para que fortalezcamos nuestra esperanza, aun en medio de calamidades, y de tantas expresiones que nos invitan a renegar de todo y de todos, incluso hasta de nuestro propio Creador. Por eso es que estamos invitados a percibir en torno a nosotros, todos los días de nuestras vidas, mil pequeños detalles que nos muestran la Acción Creadora y Salvadora de DIOS, presente en nuestro entorno y en nuestro tiempo.

 Y es que el estar atentos a los signos de los tiempos es un llamado permanente de JESÚS a sus discípulos de todos los tiempos, ya que todo su caminar de formación está orientado a descubrir, el Reino de DIOS, en medio de nosotros. Esta es, la carta de navegación que debe guiar a los discípulos y, por ende, a toda la Iglesia, para llegar a Puerto seguro. Sin el Reino como telón de fondo o como marco teórico, las prácticas cristianas terminarán extraviadas en los intereses y en los caprichos de los individuos. Por lo que, la tarea de cada discípulo, es hacer realidad ese Reino, primero en cada uno, luego progresivamente en la familia, en la Iglesia y en la sociedad.

También es necesario tener en cuenta, que, en el Reino, la fiesta y los aplausos, van de la mano de las dificultades y las contradicciones, todas ellas son signos que el Reino de DIOS, ya está entre nosotros. Por lo que es necesario siempre tener en cuenta que, es un Reino que necesita de discípulos atentos para interpretar los signos de los tiempos, y con la astucia de la serpiente podamos desenmascarar y enfrentar las injusticias que son contrarias al Plan de DIOS para los hombres.

 Y de esa manera dar muestras claras de que a pesar que estamos en el mundo, no nos hemos dejado envolver por sus tentaciones, que desnaturalizan a la propia humanidad y la vuelven contraria al Plan de DIOS, que quiere individuos que trabajen por alcanzar su felicidad individual, pero que al mismo tiempo volteemos la mirada hacia nuestro prójimo, para invitarlo a luchar contra la injusticia, la opresión, y la exclusión. Eso es hacer visible el REINO de los Cielos, en esta vida transitoria.

Señor JESÚS, concédeme ser luz para mis hermanos, y fermento para la sociedad, de tal manera que pueda dar testimonio de Ti en el mundo y junto a mi comunidad de Fe llevemos a cabo las Buenas Nuevas de Tú Reino de AMOR y Justicia, en nuestra sociedad. Amén.

 

Luis Perdomo

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