Evangelio del Día

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a San Ponciano, ilustre Papa del siglo III, Durante su pontificado la Iglesia sufrió varias persecuciones ordenadas por los emperadores: Alejandro, Severo y Maximiano. El Papa Ponciano lo deportaron a Cerdeña y sometido a una vida muy dura, y parece que antes de morir renunció al Pontificado para permitir que el nuevo Papa viviera en Roma. Murió el 28 de noviembre del 235.

En la liturgia del día meditamos los textos: Dan 7,15-27; Sal Dan 3,82-87; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas capítulo 21, del verso 34 al 36. En el que JESÚS exhorta a los cristianos de todos los tiempos a estar vigilantes, atentos, despiertos, y preparados para Su Venida Definitiva.

Exhortación que es un llamado de atención y a la vez una motivación para continuar creyendo y viviendo el estilo de vida propuesto por Él, rechazando todo aquello que no va en consonancia con el Proyecto de DIOS, es decir los vicios, las borracheras y las preocupaciones por las cosas de la vida terrena, que debilita la Esperanza en Él.

Dos actitudes son presentadas por JESÚS como elementos fundamentales para poder mantener viva la Esperanza: «estar despiertos y orar constantemente».

Y es que el velar y el orar son cualidades constitutivas de todos aquellos que hemos decididito asumir como norma de vida los Valores Cristianos, ya que nos fortalecen y nos mantienen fieles al Mandato del Maestro, especialmente en tiempos de crisis como el que estamos viviendo.

Muy pertinente es señalar que, JESÚS nos da la absoluta libertad de acoger o no Su Propuesta Salvífica, y por eso nos presenta dos caminos para elegir: el que conduce a la Vida en Comunión con DIOS y el que conduce a la muerte definitiva, con los vicios y las desviaciones humanas.

Por lo que puede decirse que las reglas del juego están claras: Seguir el Camino de JESÚS implica exigencias, compromiso y de entrega de Amor a los semejantes, y cada uno de nosotros tenemos la oportunidad para escoger consciente y responsablemente lo que más se ajuste a nuestros pareceres e intereses.

Al confrontarnos con el texto y saber que hoy se cierra de manera definitiva el ciclo «A», es el último día de nuestro año litúrgico, sin embargo, no habrá cohetes, ni cena de fin de año, ni abrazos, como acostumbramos a hacerlo cuando llega el final del año civil.

Ya que la manera de celebrar el final del año litúrgico, es diferente, porque nuestra comunidad eclesial nos invita a hacer una revisión interior, para saborear la alegría de saber que por un año más el SEÑOR nos permitió caminar de la Mano de Él, iluminados con Su Palabra, interpelados con Su Ejemplo de Vida y que a pesar de todas las dificultades que se nos han presentado Él nos ha ayudado a hacerle frente y eso es más que suficiente para estar hinchados de gozo y gratitud.

Mañana los que asistamos a nuestra Misa dominical veremos otro color litúrgico en el ambón, y en los ornamentos de los celebrantes. Otras lecturas, unos cantos específicos, es decir una serie de signos que nos ayudan a entender que estamos dando inicio a un nuevo ciclo de nuestro caminar, el Adviento que nos prepara para Recibir a nuestro Salvador.

Por eso es que es esencial dejar resonar en nuestro interior las Palabras que JESÚS nos dirige hoy: “estén despiertos y oren incesantemente”, ya que es la mejor forma de terminar este año bien difícil que nos ha correspondido vivir.

Vigilantes y orantes, para que poco a poco nuestro corazón se vaya haciendo más dócil a la Palabra de DIOS, que nos ilumina y para que nuestros ojos estén más abiertos para ver la realidad que nos rodea y entender que no basta con pedir la ayuda de DIOS, también es necesario que me ocupe de las necesidades de mis semejantes, con lo poco o lo mucho que DIOS me ha dado.

Señor JESÚS, regálanos la fortaleza necesaria para ser perseverantes en la oración y en la lectura asidua de la Sagrada Escritura para encontrar respuestas en Tu Palabra, y ponerla en práctica con nuestro Testimonio de vida. Amén.

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