Evangelio del Día. Lucas 7,24-30

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«En aquel tiempo, cuando los mensajeros de Juan, se marcharon Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta.

Este es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti». Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él». Al oír a Juan, todo el pueblo, incluso los publicanos, recibiendo el bautismo de Juan, proclamaron que Dios es justo. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de dios para con ellos».

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

La Iglesia Universal, celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a los Beatos Inés Phila, Lucía Khambang, Felipa Sifhong, y cuatro compañeros mártires de Tailandia. En 1940 son martirizados cruelmente estos abanderados del catolicismo en la nación tailandesa. Hoy son un ejemplo en la vivencia y el testimonio del Evangelio de JESÚS.

 Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas, capítulo 7, del verso 24 al verso 30. Texto que nos ayuda a entender que, así como Juan Bautista dio Testimonio de JESÚS, también JESÚS dio testimonio de Juan Bautista y confirmó la autenticidad de su vocación de Profética. Ese elogio, además, recoge algunos de los rasgos que, según el Maestro, permiten reconocer al auténtico profeta.

Recordemos que en el Evangelio de ayer el Bautista preguntaba sobre la identidad Mesiánica de JESÚS. Hoy es JESÚS quien asume este bello testimonio sobre Juan a quien las autoridades políticas y religiosas tenían encarcelado. JESÚS organiza su discurso en torno a una pregunta que se repite tres veces: ¿Qué salieron a ver? El interrogante busca que los oyentes tomen conciencia de la opción de Juan que es la misma de JESÚS, entre el poder o el Amor, entre habitar en palacios reales o en el corazón del pueblo, entre vestirse de orgullo o de servicio a los demás.

Juan no es una caña sacudida por el viento, porque no se doblega ante las presiones y persecuciones, él ha sido coherente con su responsabilidad de Precursor y Heraldo del Evangelio, hasta entregar su propia vida. No lleva una vida de lujo, porque la pobreza ha sido siempre el hábito permanente de la profecía, que se acredita siempre sobre la Roca de la fidelidad a DIOS. Y que tal como lo Anunció el Profeta Malaquías, tiene como Misión preparar el Camino del Señor.

Al confrontarnos con el texto y ver lo que JESÚS nos dice hoy, de que «de los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan, pero el más pequeño en el Reino es mayor que él», palabras enigmáticas, con las cuales el Maestro pone en su justa dimensión el Tiempo Nuevo que Él ha venido a traer, que supera al anterior, ya que todos seremos tratados con la misma dignidad de ser hijos de DIOS y hermanos entre nosotros. Y por eso es que las medidas del mayor y del menor en el Reino, vienen ajustadas desde la relación con JESÚS.

Relación que alcanzamos con el Maestro asumiendo nuestra Misión Profética como la asumió Juan Bautista, con autenticidad y sin reservas. Recordando siempre que el cristianismo es una comunidad de relaciones: de manera vertical hacia DIOS, y horizontal con todos nuestros semejantes. Teniendo esta claridad podremos saber que nuestra Misión Profética está enmarcada en esas direcciones: el de señalar hacia DIOS, al que se debemos Anunciar y el de hacerlo ante los hombres a los que debemos servir.

 Tarea bastante difícil de asumir y también de ejecutar porque tal como nos dice JESÚS: «a un Profeta solo lo escuchan los sencillos y los pobres, mientras que los poderosos lo ignoran y desprecian». Por lo que solo podremos asumirla si nos anonadamos ante su Presencia, tal como lo hizo Juan el Bautista de preparar el Camino de nuestra Conversión y dejarnos Transformar por DIOS, y al tener la Fuerza de Su Espíritu Testimoniar el Reino de la Igualdad y la Justicia, en los espacios más adversos hostiles de nuestra sociedad.

 Señor JESÚS. Tú nos dice que a un «Profeta solo lo escuchan los sencillos y los pobres, mientras que los poderosos lo ignoran y desprecian». Danos la Fuerza de Tu Espíritu para Testimoniar Tu Evangelio en los espacios más adversos y hostiles de nuestra sociedad. Amén.

Luis Perdomo

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