En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio.
Reflexión del Día
En este Primer Domingo del Tiempo de Cuaresma la Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Gertrudis Comensoli. Nació en Bienno, Val Camonica, Brescia, Italia, el 18 de enero de 1847.
«La pasión por la Eucaristía que caracterizó la vida de esta santa fue el germen, que le dio fuerza para llevar a cabo la fundación, del Instituto de las Hermanas del Santísimo Sacramento (Sacramentinas), y que puso en marcha en medio de numerosos contratiempos». Murió el 18 de febrero de 1903.
Juan Pablo II la beatificó el 1 de octubre de 1989. Fue canonizada el 26 de abril de 2009 por Benedicto XVI.
En la liturgia del día meditamos los textos: Gen 9,8-15: Sal 85; 1Pe 3,18-22; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos, capítulo 1, del verso 12 al 15. Sumario que enlaza el Bautismo del Señor en el río Jordán, con el Anuncio del Reino y la llamada a la Conversión y al Seguimiento. Ya que es solo con la Conversión y el Seguimiento, como se puede reconocer auténticamente al Maestro, para configurarse con Él en el Ser y en el Quehacer.
Por eso es que el discipulado, en la narrativa Marquiana el Bautismo, las tentaciones, la predicación, la conversión y el seguimiento, están íntimamente ligadas en la vida de un auténtico seguidor de JESÚS.
Tentaciones del Señor
También es importante destacar que el Evangelio de Marcos solo se limita a mencionar el episodio de las tentaciones del Señor en el desierto, sin dar muchos detalles, tal como lo hacen los Evangelista Lucas y Mateo. Pero esa palca referencia sirve para describir a JESÚS, como el nuevo Adán, que es capaz de vencer a satanás y restablecer la Paz original que el ser humano perdió en el Paraíso.
Su convivencia con las fieras y el servicio que recibe de los Ángeles, son los signos proféticos que indican la llegada del Tiempo de la Salvación, que DIOS Había Anunciado a través de los Profetas y que Inaugura con la Presencia de Su UNGIDO.
Dos realidad tensas
Al confrontarnos con el texto, vemos que cada uno de nosotros vivimos nuestra existencia cristiana en medio de dos realidades tensas. Por una parte, está el deseo de vivir nuestro compromiso Bautismal con todas sus consecuencias y exigencias.
Y por el otro lado tenemos las continuas tentaciones y seducciones del ambiente cultural y social en el que nos desenvolvemos, y esas dos situaciones son las que nos hacen templar o afianzar nuestra Fe.
Ya que nos permite estar en una continua Conversión, como un inicio constante del Camino, en el que es necesario ir al “desierto”, para tomar las fuerzas espirituales necesarias para proseguir la marcha.
Porque es en el silencio del “desierto” donde podemos escuchar la Voz de DIOS, para identificar nuestras tentaciones, discernir las ideas, las amenazas, los egoísmos y apegos materiales y sentimentales, que nos impiden abrirnos a la novedad del Proyecto del Reino de DIOS, que nos presenta JESÚS.
Por eso es que hay que entrar en la soledad de nuestra conciencia, para descubrir la fuente de Agua Viva que brota desde nuestro interior, que es el Propio JESÚS, para Transformarnos y hacernos partícipes de Su Misión.
Desierto «no es un lugar»
Teniendo claro que el desierto no es «un lugar» sino una situación existencial, y que en estos momentos que vivimos, de tantas calamidades, nos hace pensar y decir, de que no hace falta tanto esfuerzo para ir al desierto, ya que él ha venido a nosotros. Se nos ha echado encima.
Se nos han borrado los caminos, nos aprieta el cansancio y el desánimo, nuestra situación como comunidad humana se ha deteriorado, hemos tenido que dejar atrás tantas cosas, tantos proyectos, se han muertos tantos amigos y familiares y otros han tenido que marcharse a tierras lejanas en búsquedas de mejores oportunidades para sus vidas.
Por eso es que esas Palabras del SEÑOR: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de DIOS. Convertíos y creed en el Evangelio», nos estremecen y nos hacen preguntarnos: ¿Quiero asumir la aventura de seguir a JESÚS a pesar de los obstáculos y las tentaciones que se me presentan? ¿Tengo la certeza de que JESÚS Camina a mi lado para poder vencer todas estas pruebas que el mundo me presenta?
Señor JESÚS, danos el discernimiento necesario para entender que el desierto es un lugar existencial, donde nos alineamos con los Designios de Dios, y Convertidos en una Nueva Criatura todos podamos tratarnos como hermanos, sirviéndonos unos a otros.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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