Evangelio del Día. Marcos 1,12-15

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Marcos 1,12-15: “En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio»

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 En este Primer Domingo del Tiempo de Cuaresma la Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a San Pedro Damiani, cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Promovió denodadamente la vida religiosa y en los tiempos difíciles de la reforma de la Iglesia trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida y para que el pueblo mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Nació en Ravena (Italia) el año 1007, y falleció el 22 de febrero de 1072, en Favencia, de la Romagna. Fue canonizado en el año 1828 por el Papa León XII.

 Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos capítulo 1, verso 12 al verso 15. Que es un sumario que enlaza el Bautismo del Señor en el río Jordán, con el Anuncio del Reino y la llamada a la Conversión y al Seguimiento. Ya que es solo con la Conversión y el Seguimiento, como se puede reconocer auténticamente al Maestro, para configurarse con Él en el Ser y en el Quehacer. Por eso es que el discipulado, en la narrativa Marquiana el Bautismo, las tentaciones, la predicación, la conversión y el seguimiento, están íntimamente ligada en la vida de un auténtico seguidor de JESÚS.

 También es importante destacar que el Evangelio de Marcos sólo se limita a mencionar el episodio de las tentaciones del Señor en el desierto, sin dar muchos detalles, tal como lo hacen los Evangelista Lucas y Mateo. Pero esa palca referencia sirve para describir a JESÚS, como el nuevo Adán, que es capaz de vencer a satanás y restablecer la Paz original que el ser humano perdió en el Paraíso. Su convivencia con las fieras y el servicio que recibe de los Ángeles, son los signos proféticos que indican la llegada del Tiempo de la Salvación, que DIOS Había Anunciado a través de los Profetas y que Inaugura con la Presencia de Su UNGIDO.

 Al confrontarnos con el texto, vemos que cada uno de nosotros vivimos nuestra existencia cristiana en medio de dos realidades tensas. Por una parte, está el deseo de vivir nuestro compromiso Bautismal con todas sus consecuencias y exigencias. Y por el otro lado tenemos las continuas tentaciones y seducciones del ambiente cultural y social en el que nos desenvolvemos, y esas dos situaciones son las que nos hacen templar o afianzar nuestra Fe. Ya que nos permite estar en una continua Conversión, como un inicio constante del Camino, en el que es necesario ir al “desierto”, para tomar las fuerzas espirituales necesarias para proseguir la marcha.

 Porque es en el silencio del “desierto” donde podemos escuchar la Voz de DIOS, para identificar nuestras tentaciones, discernir las ideas, las amenazas, los egoísmos y apegos materiales y sentimentales, que nos impiden abrirnos a la novedad del Proyecto del Reino de DIOS, que nos presenta JESÚS. Por eso es que hay que entrar en la soledad de nuestra conciencia, para descubrir la fuente de Agua Viva que brota desde nuestro interior, que es el Propio JESÚS, para Transformarnos y hacernos partícipes de Su Misión.

 Teniendo claro que el desierto no es «un lugar» sino una situación existencial, y que en estos momentos que vivimos, de tantas calamidades, agravadas por la pandemia, nos hace pensar y decir, de que no hace falta tanto esfuerzo para ir al desierto, ya que él ha venido a nosotros. Se nos ha echado encima. Se nos han borrado los caminos, nos aprieta el cansancio y el desánimo, nuestra situación como comunidad humana se ha deteriorado, hemos tenido que dejar atrás tantas cosas, tantos proyectos, se han muertos tantos amigos y familiares y otros han tenido que marcharse a tierras lejanas en búsquedas de mejores oportunidades para sus vidas.

 Por eso es que esas Palabras del SEÑOR: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de DIOS. Convertíos y creed en el Evangelio», nos estremecen y nos hacen preguntarnos: ¿Quiero asumir la aventura de seguir a JESÚS a pesar de los obstáculos y las tentaciones que se me presentan? ¿Tengo la certeza de que JESÚS Camina a mi lado para poder vencer todas estas pruebas que el mundo me presenta?

 Señor JESÚS, danos el discernimiento necesario para entender que el desierto es un lugar existencial, de donde Tu Eres capaz de sacar la Vida, de hacer un Pueblo Nuevo, donde todos podamos tratarnos como hermanos, sirviéndonos unos a otros, y en el que a nadie le falte lo necesario para vivir y amar. Amén

Luis Perdomo

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