«En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer». 

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.

La Iglesia universal celebra la fiesta entre otros santos, en honor a Santa Teresa de los Andes, su nombre de pila era Juana Fernández de Solar y vino al mundo en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. Desde su adolescencia se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de mayo de 1919 ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de «los Andes» con el nombre de Teresa de Jesús. Fue beatificada por Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987 y canonizada en Roma, el 21 de marzo de 1993. Propuesta como modelo a los jóvenes, es la primera flor de santidad de la nación chilena y del Carmelo Teresiano de América Latina.

Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 11, versos del 25 al 27, donde se narra una oración, en la que JESÚS agradece al Padre, «Su Revelación» a los pequeños. No es cualquier oración, es una oración responsable y trascendente, que nace en los encuentros cruciales del Padre y el Hijo, que demuestra la cercanía real, sincera y filial. Y es trascendente porque El Padre se Revela en todos aquellos en lo que la vida es vulnerable, y por tener carencias es que sienten con mayor ardor el Obrar de DIOS en ellos.

Recordemos que JESÚS, está dando gracias al Padre Inspirado, por todas las cosas que sus discípulos le habían contado al regreso de la Misión que Él les había encomendado. Y sabiendo JESÚS que ellos eran unas personas muy humildes que no tenían ningún nivel de estudio, pero sí, un corazón abierto a lo Novedad del Reino, se maravilla de las cosas que DIOS había Obrado en ellos y a través de sus acciones.

 También hay que tener en cuenta que cuando JESÚS dice: «has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla», no se refiere a que los sabios y entendidos están excluidos de la Fe, sino que, la gloria de DIOS requiere que la Fe nunca aparezca como un privilegio de los sabios, pues la sabiduría humana no proporciona lo que es esencial, sino que más bien lo oculta. Estos sabios y entendidos son los autosuficientes de las élites de Israel y los poderosos de este mundo. Ellos están bien instalados en sus privilegios y no quieren cambios, rechazando el Anuncio de JESÚS.

 Al confrontarnos con el texto y ver a JESÚS, afirmando su unión, conocimiento y AMOR con el Padre, al hacer esta sublime y profunda oración, alabando al Padre y exaltando a los pequeños y humildes que acogen su Revelación, podemos entender de una manera clara la Relación profunda que hay entre JESÚS, y todos aquellos que son excluidos y despreciados, y es evidente que los sencillos y los mansos de corazón, son los más cercanos al corazón del Padre, porque al saberse insignificantes solo se abrazan a la esperanza cierta que les ofrece Cristo JESÚS.

Por lo que hay que reiterar, que «ocultar este proyecto de Vida a sabios y entendidos», no es negar su participación, sino más bien cuestionar la sabiduría de quienes creen conocer mucho, pero que desconocen y hasta maltratan a los que ellos consideran inferiores. Estos son los sabios de papel que han cerrado el corazón, y los ojos ante los designios de DIOS.

De allí lo oportuno del contenido de la oración de JESÚS, que expresa una transformación de los valores tradicionales de las sociedades que promueven el individualismo, y la ambición desmedida sin importarles los medios para alcanzar los fines. Por eso es que, no son los sabios y entendidos, encerrados en sí mismos buscando su promoción personal y su prestigio, los preferidos de DIOS, sino los sencillos y humildes que buscan el Reino de DIOS, dejándose guiar por Sus designios. De allí que hoy es el día, para preguntarnos: ¿Cómo ser sabio al estilo de JESÚS, en nuestras familias, en nuestras comunidades y en nuestros centros de trabajo o de estudio, de tal manera que nuestros semejantes puedan contagiarse de la Sabiduría de DIOS?

Señor JESÚS, danos la fuerza de Tú Espíritu, que nos haga sensibles, y sencillos para asumir la sabiduría como la capacidad de entender y aprender los designios de DIOS Presente en la Sagrada Escritura que es la norma de la vida para alcanzar la felicidad. Amén.

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