En aquel tiempo, Jesús despidió a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de las malas hierbas sembradas en el campo.» Jesús les dijo: «El que siembra la semilla buena es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo. La buena semilla es la gente del Reino.

La maleza es la gente del Maligno. El enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Vean cómo se recoge la maleza y se quema: así sucederá al fin del mundo.

El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles; estos recogerán de su Reino todos los escándalos y también los que obraban el mal, y los arrojarán en el horno ardiente. Allí no habrá más que llanto y rechinar de dientes.

Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Quien tenga oídos, que entienda.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Pedro Crisólogo, que significa ‘palabra de oro’, sacerdote italiano, arzobispo de Rávena, Padre de la Iglesia y proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Benedicto XIII en 1729.

Nació en la ciudad de Imola, en la Emilia, en el año 380 y murió el 30 de julio del año 451.

En la liturgia del día meditamos los textos: Jr 14,17-22; Sal 78; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 13, del verso 36 al 43.

En el que se narra la petición que los discípulos hacen al Maestro para que les explique la parábola de la mala hierba o cizaña, que ha sido sembrada junto al sembradío de trigo, enseñanza que JESÚS, había dado anteriormente, y que seguramente los había dejado muy confundidos.

Por eso es que ante la confusión de los suyos JESÚS, accede y les explica con mayor profundidad, esta parábola, que era parte de su vivencia diaria.

El Maestro en su explicación se sirve de imágenes apocalípticas bastante comunes en los profetas, sobre manera en Daniel.

Por eso utiliza expresiones tales como: «fuego, hijos del maligno, llanto y rechinar de dientes», palabras bien fuertes que seguramente dejaron más asustados a sus discípulos.

Sin embargo, también les da un consuelo, ya que habla de un triunfo de los justos, que son obviamente aquellos que han observado en su justa dimensión Su mandamiento de AMOR, porque todos aquellos que lo hacen son «justos», no solo porque han sido llamados, es decir por elección, sino también por su perseverancia y fortaleza para afrontar todas las vicisitudes y obstáculos que se les presenten a lo largo de su vida.

Final de los tiempos

Muy pertinente es destacar que cuando se habla del final de los tiempos, no se refiere a un tiempo cronológico, con fecha y hora precisa, que, en el lenguaje de los griegos, sería el crono, aquí se refiere al Kairós, que es un tiempo cualitativo, es el tiempo de DIOS, que se da permanentemente en la historia.

Donde cada acto de justicia, cada afirmación de la Verdad es un permanente juicio al comportamiento humano; por eso hay que estar siempre atentos a los Signos que en la historia Revela la Voluntad de DIOS.

Al confrontarnos con el texto vemos que, el maligno y sus intereses representan a todos aquellos que se oponen al querer de DIOS y han sobrepuesto sus intereses egoístas sobre la vida del prójimo, anulándolo y aprovechándose de su condición de oprimido para sacar provecho personal y lograr satisfacer sus ambiciones personales, de poder, de tener y de usufructuar, sin importarle los medios que utiliza o si otros han de padecer o de morir por sus actos mezquinos.

Sin lugar a dudas que este es un llamado a quienes cometen injusticia, a quienes viven en la mentira, la corrupción y el engaño, pues ellos verán el sufrimiento como consecuencia de su perversidad, de tal manera que, si es esa nuestra condición, tenemos tiempo para enmendar la plana.

En el final la verdad brillará

Porque al final de los tiempos de DIOS, la Verdad brillará, y quienes hayan soportado vejámenes e injusticias, por observar correctamente la Voluntad de DIOS, serán Bienaventurados y gozarán de la Vida Plena en CRISTO, y ese Gozo debería ser nuestro mayor objetivo en esta vida transitoria para disfrutar de la Vida Eterna.

Señor JESÚS, gracias por Tu paciencia y por concedernos el tiempo necesario para que pueda germinar en nosotros Tu Bondad y Tu Misericordia, e ir paulatinamente erradicando el mal de nuestros corazones y la malicia de nuestras actuaciones.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store