“En aquel tiempo, Inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a sus discípulos a que se embarcaran; debían llegar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Jesús, pues, despidió a la gente, y luego subió al cerro para orar a solas. Cayó la noche, y él seguía allí solo. La barca en tanto estaba ya muy lejos de tierra, y las olas le pegaban duramente, pues soplaba el viento en contra. Antes del amanecer, Jesús vino hacia ellos caminando sobre el mar.
Al verlo caminando sobre el mar, se asustaron y exclamaron: «¡Es un fantasma!» Y por el miedo se pusieron a gritar. En seguida Jesús les dijo: «Animo, no teman, que soy yo.» Pedro contestó: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre el agua.» Jesús le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús.
Pero el viento seguía muy fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!» Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?» Subieron a la barca y cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron ante él, diciendo: «¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!» Terminada la travesía, desembarcaron en Genesaret.
Los hombres de aquel lugar reconocieron a Jesús y comunicaron la noticia por toda la región, así que le trajeron a todos los enfermos. Le rogaban que los dejara tocar al menos el fleco de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron totalmente sanos”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Lidia, originaria de la Ciudad de Tiatira. Vivía de la preparación de vestidos de púrpuras, en Filipo de Macedonia.” Piadosa siempre para DIOS”. Fue la primera convertida junto a toda su familia, ante la Predicación del Apóstol San Pablo. En su casa se alojaron Pablo, Silas y Timoteo, durante el fructífero apostolado en Filipos.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 14, del verso 22 al 36. Donde se relata el caminar de JESÚS sobre las aguas, en medio de una tempestad, y la invitación que Él le hace al Apóstol Pedro para que hiciera lo mismo. JESÚS que por Su Misericordia y con Su Poder Mesiánico ha remediado la necesidad de la multitud hambrienta, ahora viene en ayuda de sus discípulos que navegan en una barca agitada por el viento. Por eso es que este episodio de la tempestad calmada, se ha visto con frecuencia, proyectada como la experiencia de la Iglesia que en su caminar lleno de dificultades y obstáculos, necesita poner siempre su confianza en el Señor.
El relato expresa sufrimiento y agitación, porque se hace de noche, por la tormenta, por el viento, elementos que en los Salmos son símbolos de temor y muerte. En cambio, el amanecer, es el tiempo de la Intervención de DIOS, que de alguna forma anuncia el Acontecimiento Salvador más importante de la humanidad: la Resurrección de JESÚS, donde Triunfa la Vida sobre la muerte.
Y si hacemos una lectura alegórica, podemos relacionar a la barca con la Iglesia, donde se destaca la figura de Pedro como su conductor. Frente a lo avanzado de la noche y la tempestad enfurecida, viene JESÚS, este verbo es típico de las Apariciones del Resucitado, que camina triunfante sobre las aguas de la muerte. Los discípulos no lo reconocen, al contrario, se asustan ya que lo confunden con un fantasma. Y Él se identifica diciendo: “YO SOY”, que es la expresión con que DIOS se dio a conocer al pueblo de Israel.
Sin embargo, los que sí Reconocen a JESÚS como Hijo de DIOS, son la gente del común, que están en la otra orilla esperando a la comunidad cristiana que viene hacia ellos no con poder o dinero, sino con una barca frágil, pero con JESÚS adentro. Por eso es, que Mateo recalca el éxito pastoral en la otra orilla, hasta el punto de que surgieron en esta nueva comunidad, Mensajeros de la llegada de la Buena Noticia que Sana y Salva.
Al confrontarnos con el texto, podemos ver a la barca como el símbolo de la Iglesia en general, pero también podemos verla como el símbolo de nuestra propia vida. Ya que la duda, la incertidumbre, la inseguridad forman parte de nuestra condición humana, por lo que, al trazarnos algún proyecto de vida, en la mayoría de nosotros se nos presentan las dudas y los miedos que bloquean la consecución de los mismos, sin tener en cuenta que para que la barca de nuestra vida navegue hasta puerto seguro es necesario la compañía de JESÚS, y junto a Él poder vencer los obstáculos y las tormentas que se nos presentan.
Ya que la fragilidad humana sólo podemos fortalecerla con la Presencia de JESÚS en medio de la barca de nuestra vida y de la vida de nuestra comunidad Eclesial, por lo que siempre hay que estar dispuestos a exclamar como Pedro: ¡sálvanos Señor, que nos hundimos! Y escuchar Su Reproche: ¡Hombre de poca fe, porque dudas! y agarrarse de Su Mano con todas nuestras capacidades humanas, para confiar que sólo Él Salva y nos Libera de nuestros miedos y de las potestades malignas tanto humanas como espirituales.
Señor JESÚS, perdona nuestras dudas y vacilaciones que son las que nos hacen caer en los abismos de las incertidumbres y que muchos vemos como castigo divino, y a pesar de eso, Tú nos ayudas a vencer los obstáculos y las tormentas que se nos presentan. Amén.
Luis Perdomo
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