En aquel tiempo, cuando los fariseos supieron que Jesús había hecho callar a los saduceos, se juntaron en torno a él. Uno de ellos, que era maestro de la Ley, trató de ponerlo a prueba con esta pregunta: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?».

Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento, el primero. Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Flaviano. Prelado bizantino. Patriarca de Constantinopla, en el año 448 condenó la herejía de Eutiques, pero Eutiques convocó el concilio apodado como «latrocinio de Éfeso» en agosto del 449, allí Flaviano fue atacado con puñetazos y patadas por los partidarios del impío Dióscoro, y fue depuesto y exiliado por defender la fe católica proclamada en Éfeso, falleció en el exilio poco después de ser deportado.

En la liturgia del día meditamos los textos: Ez 37,1-14; Sal 106; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 22, del verso 34 al 40. En el que un grupo de fariseos, unas de las sectas judías que había en el tiempo de JESÚS, viendo que el Maestro, había tomado partido por sus ideas, fueron a preguntarle en torno al andamiento más importante de la Ley de DIOS.

Pregunta bastante capciosa, cuya intención no solo era para saber si el Maestro daba una respuesta acorde con sus conocimientos, sino que también llevaba el piquete de saber qué grado de compromiso tenía JESÚS con el Padre Celestial.

Esta pregunta de los fariseos, le sirvió al Maestro para dar una catequesis sobre el gran significado de la Misión de sus seguidores, que indudablemente tienen que estar Configurados con Él, para poder realizarse en la doble dirección que exige el compromiso cristiano.

Por eso es que, la Palabra y el ejemplo de JESÚS son bien claros: el Amor a DIOS y el Amor a los semejantes, en el que nos reconocemos todos como hermanos e hijos de DIOS, van de la mano. Más aún, el segundo, sobre todo en lo que concierne a los excluidos, es el mejor termómetro del primero.

Religión cristiana: una comunidad de relaciones

Muy pertinente es recordar que la religión cristiana es una comunidad de relaciones, en dos direcciones y que le da explicación a nuestro signo de la Cruz. De manera vertical la comunidad y cada miembro en particular nos relacionamos con nuestro Creador y de manera horizontal, nos relacionamos con nuestros iguales, es decir con nuestros prójimos, por eso JESÚS, iguala en un solo Mandamiento de AMOR, el Amar a DIOS y el Amar a nuestros iguales.

Y ese Mandamiento que, de manera más explícita, nos los recuerda el SEÑOR, en la Primera Carta de Juan: «Si alguno dice: Yo amo a DIOS, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a DIOS a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a DIOS, ame también a su hermano» (1Jn 4,19-20).

Así nos queda bien claro, nuestra identidad cristiana.

Realidades antes del Plan de Dios

Al confrontarnos con el texto, vemos que con demasiada frecuencia los cristianos, incluso los más ‘doctos’, contraponemos realidades que en el Plan de DIOS van de la mano y las presentamos como si unas excluyeran a las otras.

Eso nos pasa con binomios como gracia y esfuerzo, acción y contemplación, dedicación a lo espiritual e implicación en las cosas de cada día, inserción local y catolicidad, estudio y compromisos concretos, e incluso en el caso que la Palabra nos plantea hoy, el Amor a DIOS y Amor al prójimo.

Por eso es que es bien oportuno este texto de hoy, porque nos pone en la ruta correcta, para decirnos que el AMOR, es la respuesta expedita a toda dicotomía, y que la ética cristiana tiene su base fundamental en el AMOR a DIOS y a nuestros semejantes.

Porque sin AMOR, el cristianismo es solo una ideología vacía y mentirosa. De allí que hoy sea el día, para preguntarnos: ¿Cómo vivo mi compromiso cristiano de ser Testigo del AMOR de DIOS? ¿Estoy claro que para poder Amar a DIOS primero tengo que Amar a mis semejantes tal como son y no como yo quisiera que fueran?

Señor JESÚS, regálanos Tu Espíritu de Amor, para que nos enseñe a ser auténticos y coherentes con nuestra Fe, y de esta manera ser servidores, y constructores de la «Civilización del AMOR» en un mundo que está sediento de Tu Paz y Tu Justicia.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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